Robo de identidad

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

“Los museos de verdad son los sitios en los que el tiempo se transforma en espacio”

Orhan Pamuk

Los museos en el Ecuador necesitan particular atención de las autoridades desde hacía tiempo. Las piezas arqueológicas que se exhiben en una colección son parte vital de la historia y la identidad de todos los ecuatorianos. ¿Cómo es posible que hasta ellas hayan sido víctimas de la delincuencia y fueran usurpadas bajo las narices de jueces, fiscales y autoridades de gobierno? En este problema hay nombres y apellidos y uno de los más fuertes es el de Paco Velasco.

Este individuo debería ser investigado en lugar de gozar en Italia una dolce vita luego de haber pertenecido al gobierno más nefasto de la historia nacional. Rafael Correa dispuso ilegítimamente de los museos de la Casa de la Cultura y del Banco Central luego de haber dividido el Ministerio de Educación y el de Cultura. Esta separación también desvió competencias y solapó la sustracción de piezas arqueológicas. ¿Sabe usted Velasco que afuera existen cientos de mafias dedicadas al contrabando de piezas museográficas? El bello Sol del Banco Central, que perteneció a la cultura Tolita, dejó de brillar en esos diez años… Los incultos correístas, de proporciones enciclopédicas, “reformaron” la máscara para hacerla simétrica, deformándola totalmente.

Dudosamente muchas piezas nunca cayeron en inventario, por ello es imposible saber cuántas faltan. Por otro lado, en un despacho jurídico en la provincia de Esmeraldas, se halló un cuadro tirado del pintor Oswaldo Guayasamín. Esta obra pertenecía a la colección de la Casa de la Cultura. Así mismo, cuando la Feria del Libro en 2016 tuvo lugar en la CCE, el Ministerio de Cultura y Patrimonio, bajo la dirección de Guillaume Long, muy comedidamente remodeló el área de museos de la Casa de la Cultura para que fuera el recinto ferial. Curiosamente cuando el evento culminó nunca se volvieron a ver las pinturas de otros maestros como Luigi Stornaiolo, Eduardo Kingman y Oswaldo Viteri que estaban expuestas hasta pocos meses antes.

La pregunta que estos correístas deben responder es: ¿Qué pasó con esos cuadros y con las piezas que estaban ahí? Recordemos que una funcionaria de la época de la alcaldía de Augusto Barrera se refirió, de la forma más déspota a unos hallazgos encontrados en la estación de San Francisco (en los primeros trabajos del Metro de Quito) como: “Únicamente son ollitas y huesitos”.

Édison Yánez, gerente del Metro de Quito, indicó precisamente que en esa estación también se colocará un museo con los vestigios hallados bajo tierra. ¿Tendrá el Instituto Metropolitano de Patrimonio la suficiente sagacidad para manejar sus competencias o se dejará ver la cara como el Banco Central y la Casa de la Cultura? ¿Están diciendo la verdad al pueblo quiteño y cada pieza está realmente expuesta? La Contraloría General del Estado debería pedir un inventario completo de toda reserva arqueológica hallada en el país.

Ahora, Juan Fernando Velasco, sin una sola pizca de sentido común desea trasladar colecciones enteras al edificio de la UNASUR donde, en teoría, habría otro museo. ¿No basta con el maltrato que han sufrido nuestros ancestros al ver su cultura destrozada y usurpada? ¿Será este nuevo Velasco el garante de que nuestro patrimonio no se va a tocar? Es como poner los ratones al cuidado del queso. 

Todo, absolutamente todo, ha sido saqueado por el correísmo… incluso nuestra propia identidad y cultura.                    

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