los familiares del fallecido presidente del grupo Samsung, Lee Kun-hee, se despidieron del empresario en un funeral celebrado en el centro médico de Seúl donde permaneció ingresado sus últimos años tras sufrir en 2014 un infarto que lo dejó incapacitado.
Lee, el hombre que transformó el conglomerado en un gigante multinacional, falleció el pasado 25 de octubre a la edad de 78 años.
El funeral privado se celebró ayer en el Centro Médico Samsung, en el sur de Seúl, con la presencia de su mujer, Hong Ra-hee, de 75 años, sus hijas Lee Boo-jin y Lee Seo-hyeon y su hijo Lee Jae-yong, vicepresidente del grupo y aparente sucesor de su padre, informó la agencia de noticias Yonhap.
También acudieron la presidenta del grupo minorista Shinsegae y hermana del difunto, Lee Myung-hee, y el presidente del grupo CJ (que originalmente era parte de Samsung), Lee Jae-hyun, que es sobrino del desaparecido empresario, así como el recién nombrado presidente de Hyundai Motor, Chung Eui-sun.
El cuerpo de Lee fue conducido ayer en procesión por las fábricas de chips de Samsung Electronics en Yongin y Hwaseong (al sur de Seúl), donde los empleados atendieron al paso del cortejo fúnebre, antes de ser conducido Suwon, localidad al sur de la capital surcoreana donde sus restos reposarán junto a los de sus ancestros.
Lee, que tomó el cargo en 1987 a la muerte de su padre, el fundador y entonces presidente de Samsung Lee Byung-chul, es considerado la figura que llevó al grupo a lo más alto con Samsung Electronics al frente, una empresa que pasó de fabricante de electrónica de segunda a ser el principal productor mundial de chips y teléfonos.
Bajo sus 33 años de reinado, el grupo, que tiene negocios en sectores que van desde la construcción a los seguros, la industria farmacéutica o los astilleros, pasó de valer unos 10 billones de wones (unos 7.510 millones de euros/8.850 millones de dólares) a más de 800 billones (601.000 millones de euros/708.000 millones de dólares). EFE