Las oleadas ideológicas en Latinoamérica

Alberto Molina

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

El mapa ideológico de Latinoamérica ha cambiado en la mayoría de países dos y tres veces y, en unos cuantos se ha mantenido, más o menos, desde los 90. El colapso del imperio soviético marca la inflexión en los países de su antigua órbita y, de alguna manera, en nuestra región.

Cuba, sostenida por la Unión Soviética, es la más afectada, ya que se quedó sin su cordón umbilical y eso obligó a un replanteamiento a fondo en la conducción política del Estado. Los cubanos se vieron obligados a pasar hambre y mil necesidades porque se dio inicio al llamado “período especial”. En 1990, su hábil y sagaz líder, Fidel Castro, se reunió con el líder del Partido de los Trabajadores de Brasil, Ignacio Lula da Silva, y crearon el llamado “Foro de Sao Paulo” (FSP); concluyeron que la estrategia de tomarse el poder por las armas en Latinoamérica estaba agotada; lo de Cuba y lo de Nicaragua eran el máximo logro que habían alcanzado, aplicando la estrategia señalada.

 Ahora tenía que ser más sutil, había que seducir a los pueblos para llegar al poder democráticamente, a través de las urnas; una vez captado, había que cambiar la constitución, cooptar la justicia, la fuerza pública y acallar a la prensa libre, para perennizarse en el poder.

Los países que han pasado por las tres oleadas ideológicas son: Argentina, luego de 12 años de gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández -alineados con los gobiernos de izquierda-, llega al poder Mauricio Macri, quien se presentaba como la antítesis del kirchnerismo, fracasó en el manejo de la endeble economía argentina y eso permitió el triunfo de Alberto y Cristina Fernández, binomio que representa el populismo de centroizquierda y la corrupción en el poder.

Bolivia, después casi 14 años del Gobierno autoritario de Evo Morales, identificado con la izquierda recalcitrante, quien renunció tras las escandalosas elecciones de 2019; asumió interinamente Jeanine Áñez, representante de la derecha tradicional; recientemente, en las nuevas elecciones ganó el candidato del partido de Evo Morales, Movimiento al Socialismo (MAS); aún resulta una incógnita qué pasos ideológicos seguirá el presidente Luis Arce, Ministro de Economía de Morales, ¿seguirá siendo el delfín de Morales?

En Chile, después de la dictadura militar, por veinte años gobernó la Concertación, con una moderada centroizquierda, con figuras como Michelle Bachelet y Ricardo Lagos, del Partido Socialista; Chile eligió por dos ocasiones a Sebastián Piñera, representante de la derecha. Ahora este país, ejemplo a seguir por su organización democrática y aparente desarrollo económico, está a la expectativa de lo que vendrá con la futura constituyente.

En Ecuador, luego de una etapa de moderada tranquilidad, con una guerra de por medio y de la caída de gobiernos elegidos democráticamente, aparece Rafael Correa, quien gobernó 10 años como un auténtico dictador, ahora condenado por corrupción; le reemplazó Lenín Moreno, aunque parecía garantizar la continuidad de la izquierda en el Gobierno, rompió con su mentor e hizo un Gobierno de centro sin norte; la expectativa señala el 2021, año en que se celebrarán elecciones para elegir un nuevo gobierno.

En Perú, los gobiernos que se han sucedido desde 1990 han sido variopintos en su ideología, desde la centroizquierda hasta la centroderecha. Alberto Fujimori y su partido han sido los protagonistas en la política peruana; en 2016, asumió el poder Pedro Pablo Kuczynski, un tecnócrata liberal, obligado a dimitir; luego asumió el poder su vicepresidente Martin Vizcarra, de centroderecha. En estos días Vizcarra es defenestrado por un “golpe de Estado parlamentario”. La presión popular obliga a renunciar al efímero presidente Manuel Merino; estos hechos convulsionan al Perú y no se conoce en qué va a terminar este entuerto político.

Los países que han pasado por las dos oleadas ideológicas son:

Brasil, hasta 2016 la hegemonía la tuvo el Partido de los Trabajadores (PT), con la figura del líder del PT, el izquierdista Lula da Silva, como máximo exponente, y la presidenta defenestrada, Dilma Rousseff. Después de un intermedio de Michel Temer, presidente en reemplazo de Dilma, en 2019, llegó al poder Jair Bolsonaro, un militar de extrema derecha.

En Uruguay se mantuvo en el poder, por tres periodos, una izquierda moderada, a través de sus líderes Tabaré Vásquez y José Mujica; llegando esa tendencia a su fin con el triunfo del conservador Luis Lacalle.

En Paraguay, tras un breve ensayo izquierdista, cuando el ex-obispo católico Fernando Lugo fue defenestrado en 2012, retornó al poder el Partido Colorado de tendencia conservadora y ahora gobierna Mario Abdo Benítez.


Los países que han pasado por una sola oleada ideológica son:

Colombia, se podría decir que es de los pocos países que se ha mantenido al margen de los cambios ideológicos, pese a la brutal arremetida de la narcoguerrilla de las FARC y de los carteles de la droga, la centroderecha ha marcado a los últimos gobiernos; Uribe, Santos y, en funciones, Iván Duque.

En Nicaragua, desde el triunfo de la Revolución Sandinista (1979), el sandinismo ha gobernado con un tinte de izquierda, aliado de Cuba. Daniel Ortega y su estrafalaria mujer vienen gobernando con un poder absoluto desde 2007, en una dictadura corrupta y represiva, peor que la que combatieron, la dinastía de los Somoza. La Asamblea reformó la Constitución para que Ortega gobierne indefinidamente.

Venezuela es el resultado de una dictadura brutal, supuestamente de izquierda, represiva y corrupta, que ha generado el éxodo gigantesco jamás visto en la región. Desde 1999, la era de Hugo Chávez y ahora de Nicolás Maduro, han destruido al otrora país más rico de Latinoamérica

En esta breve vista panorámica de las ideologías en los principales países de Latinoamérica, hemos visto que, salvo honrosas excepciones, tanto la derecha como la izquierda han obrado de la misma forma, olvidándose de las promesas de campaña para entronizarse en el poder y han gobernado en su beneficio, en el de sus familias y allegados. La corrupción y la represión han sido las marcas indelebles de estos gobiernos. Concluyendo, en estas circunstancias, hablar de ideologías de izquierda o derecha, resulta un anacronismo.


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