Lo que enfrenta Lasso

Carlos Jijón

Guayaquil, Ecuador

A pocos días de la primera vuelta de la primera elección presidencial que en más de diez años no es organizada por un CNE totalmente controlado por el correísmo, el candidato Guillermo Lasso da los últimos pasos de lo ha sido la titánica tarea de enfrentar al Socialismo del Siglo XXI para impedir que retorne el poder en el Ecuador, como ha logrado en Argentina y  Bolivia.

Disminuido físicamente, tras un accidente que le impide moverse con soltura, apoyado en un bastón, Lasso no solo ha encarado a quien es en realidad su principal contendor, el expresidente Rafael Correa, sino a una verdadera entente internacional, liderada por Cuba, que tiene como norte imponer el mayor número posible de gobiernos castrochavistas en el continente.

Es claro que el hombre a quien enfrenta Lasso no es Andrés Arauz, el candidato presidencial del correísmo, sino al propio Correa. Y que este actúa a través de una coalición de pequeños partidos que, de cara al público, no reconocen que interactúan entre sí. Unos (como el Centro Democrático de Jimmy Jairala y la Fuerza Compromiso Social, de Iván Espinel) se presentan frontalmente como correístas. Otros actúan incluso como sus opositores, y su función es dividir ese electorado en beneficio de Arauz.

Identificarlos no siempre es fácil. Pero al final no es difícil advertir que el partido Avanza (del antiguo ministro correísta,  y ahora prófugo, Ramiro González), ha lanzado a Isidro Romero para que se erija como un crítico contumaz del candidato de CREO. Y que Justicia Social, del marido de Pamela Martínez, la exsecretaria de Correa, aunque no logró inscribir a tiempo a la candidatura de Alvarito Noboa, para que actúe como chimbador de la centroderecha, sigue embarcado en una campaña de descrédito en contra del único candidato que desafía al correísmo.

Pero está también la Izquierda Democrática, que durante los diez años del gobierno de Correa, mantuvo al hermano del expresidente Rodrigo Borja, al periodista Francisco Borja Cevallos, como embajador en Chile, y luego en Washington. ¿Fue una colaboración? Sin duda. Lo cual explica la candidatura de Xavier Hervas, un hombre que ni siquiera está afiliado al partido, pero que ahora sabemos que formaba parte de la comitiva de empresarios que acompañó a Correa en varias de sus giras por el exterior.

Yo entiendo que el mismo papel ha de jugar la exasambleísta del correísmo Ximena Peña, ahora candidata no correísta. Y no me sorprenderé si algún día nos enteramos que la razón por la que el partido Amigo, del excorreísta y exlegislador morenista Daniel Mendoza, ahora preso por corrupción, fue entregado a ese señor Juan José Freile por algún acuerdo de Mendoza con los antiguos camaradas de Alianza PAIS.

Toda una estrategia de fragmentación ensayada en el pasado y desplegada ahora con una maestría que parece propia de los operadores políticos cubanos que hace un par de décadas consiguieron posicionar a Hugo Chávez hasta convertirlo en presidente de Venezuela y que ahora trabajan afanosamente en fortalecer la candidatura de Gustavo Petro en Colombia. Ecuador no es la excepción.

Lo que Lasso enfrenta es una coalición internacional, liderada por Cuba, operada por venezolanos, y probablemente apoyada por Rusia. No será la primera vez que esa maquinaria de noticias falsas, respaldada por «troll centers» desde Caracas, se pone en marcha para influir en procesos electorales en Latinoamérica. Ni la primera que actúa en Ecuador. Ya lo hicieron en la campaña presidencial de 2017, cuando el candidato al que apoyaban era Lenín Moreno. Y funcionaron también en octubre de 2019, durante el levantamiento indígena, cuando el objetivo era derrocar al mismo Moreno.

Una muestra de la maquinaria mediática puesta en marcha empieza con Pichincha Universal, la antigua emisora de la Prefectura de Pichincha, convertida ahora por la Prefecta Paola Pabón en un centro de propaganda de Arauz en redes sociales, amplificada por Telesur (el canal oficial de la dictadura chavista), y Russia Today (la cadena internacional de noticias financiada por el gobierno ruso). Esto sin contar el apoyo sin máscaras del gobierno argentino de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Curioso gobierno este donde la Vicepresidenta de la Nación tiene más peso que el propio presidente.

Es lo que enfrenta Lasso, el único candidato que parece entender lo que está en juego: el retorno de Correa al poder, y la caída del Ecuador en la órbita del castrismo. El resto no se da por enterado. Como van las cosas, tendrán todavía la segunda vuelta para advertirlo. Lasso se ha esforzado y ha demostrado valor. Ha hecho su parte. Su fe lo acompañará donde quiera que vaya.

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