Unas 8.000 personas recorrieron hoy las calles de Bruselas en protesta contra las medidas sanitarias para contener el coronavirus y la posible obligatoriedad de la vacuna mientras Bélgica afronta tasas récord de incidencia acumulada desde el comienzo de la pandemia, con 2.127 casos por 100.000 habitantes a catorce días.
La manifestación comenzó cerca de la Estación del Norte de la capital belga y avanzó hasta el barrio europeo, donde unas 8.000 personas, según cifras de la policía, se concentraban con carteles en alusión a sus «libertades» y contra la «dictadura de la estigmatización» de los no vacunados.
La manifestación estuvo rodeada de elevadas precauciones y vigilancia después de que hace dos semanas una protesta similar aunque más numerosa, con 35.000 personas, dejase más de cuarenta detenidos, tres heridos y numerosos daños materiales.
Los participantes en la marcha consideran el certificado digital covid, necesario en Bélgica para acceder a bares, restaurantes y algunos eventos de ocio, “contrario a los derechos fundamentales y discriminatorio” y afirman que “el virus no está bajo control, pero la población sí”, en declaraciones recogidas por el diario belga Le Soir.
Algunos señalan no estar en contra de las vacunas como tal, sino de la posible obligatoriedad de recibirla, un debate sobre el que todavía no se ha tomado ninguna decisión en Bélgica más allá de para el personal sanitario a partir de enero de 2022.
También será obligatoria para trabajadores como los bomberos, que denuncian que una quinta parte de su flota de Bruselas (unas 200 personas) no podría trabajar si se le exige presentar este certificado y se unieron este domingo a las protestas.
Las fuerzas de seguridad han aumentado sus efectivos en la marcha, tanto oficiales como de paisano, tras los incidentes de hace dos semanas y después de que el Órgano de Coordinación para el Análisis de las Amenazas (OCAM) belga haya advertido en un informe de que la resistencia a las medidas sanitarias está conduciendo «a una mayor polarización, extremismo y amenazas». EFE (I)