El Parlamento de las desgracias

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

“Algunos políticos sostienen que la única manera de hacer seguro a un revolucionario es darle un escaño en el parlamento.”

C.S. Lewis

Está clara la agenda de la legislación en el Ecuador: el país pasa a un segundo plano y los intereses personales priman. Las conciencias individualistas carcomen, como termitas, los cimientos de la legislatura que con un soplo se derrumba. El suelo se pudre bajo los escaños de los asambleístas mientras su fango les cubre hasta el cuello.

Guillermo Lasso, como buen demócrata, se ha alejado de lo que pueda ocurrir en el Legislativo. La ceguera de los asambleístas y su sed de sangre —como viles vampiros— les ha puesto contra las cuerdas.  No haber aprobado la Ley de inversiones, en la que falsamente se dijo que “fue un revés para el Presidente” siendo una estocada para todo el Ecuador, se demostró que el valor patriótico se ha perdido en las altas esferas políticas de esta función del Estado. Los parlamentarios hablaban de “privatizaciones” teniendo claro que ni siquiera saben el significado del término.

El Parlamento de las desgracias es, en sí mismo, el reflejo también de ese sector ciudadano que vive en los populismos y en la violencia. Prefieren matar niños inocentes con la “Ley de Herodes” pero no que el Ecuador produzca y la mujer acceda al trabajo. Quieren atropellar la institucionalidad y Guadalupe Llori, con las mismas leyes correístas de las que ahora se queja este sector, les puso un alto a su deseo de tomarse la Asamblea y luego las otras funciones del Estado.

El Parlamento de las desgracias, se empeña en no mantener una actitud democrática y ahora se dan con la piedra en los dientes y cómodamente (descaradamente diría también) culpan a otras funciones —ahora ya no al poder Ejecutivo sino al Judicial— de entrometerse en las actuaciones y decisiones del Legislativo. ¿No se acuerdan cuándo vivimos diez años de totalitarismo socapados por los mismos que hoy se quejan? Cada vez la imagen se ensucia, las decisiones no se legitiman y las fallas resultan ser de los mismos proponentes que, ahora, sacan los dientes.

La ciudadanía ha llegado a un punto de mirar la radio o de leer un periódico para ver con qué nueva… salen los asambleístas. Volvemos a ese concejo de cerdos de los que hablaba George Orwell en Rebelión en la granja, una además propuso robar bien. En fin, nuestras leyes están en manos de un Napoleón rosado y obeso que pinta con sus pezuñas maltrechas leyes y niega otras evocando una muy desgastada “institucionalidad”.

Guillermo Lasso trata de gobernar un país con la fiereza y el talante de un león mientras el Parlamento de las desgracias, como hienas, tratan de esconder su carroña —pero no pueden ocultar su apestoso olor a carroña— por las cuales se pelean entre ellos. ¿Hasta cuándo seguiremos sufriendo las consecuencias de las risas que nos dan los asambleístas en nuestras caras mientras tratan de salvar lo insalvable en lugar de ponerse a trabajar?

La muerte cruzada implicaba decapitar a un ser humano por tener gangrena en la pierna. Lo correcto es sacar lo podrido y cambiarlo. Las batallas entre los asambleístas denotan derrotas tras derrotas. En el que fue el Honorable Congreso Nacional, hasta 1998, se debatían las leyes con insultos y golpes pero para sacar la mejor de las leyes. Hoy —el Parlamento de las desgracias— se empeña en hacer lo peor posible y temen volverse un circo, cuando hasta los payasos les dieron largo. 

Ecuador, 05 de Abril del 2022.- 1. Himno Nacional de la República del Ecuador. Foto Mauricio Muñoz / Asamblea Nacional

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