Nada que festejar

María de Lourdes Maldonado

Quito, Ecuador

Este es el sentir de varios grupos feministas y abortistas que han rechazado la ley del aborto publicada el día de hoy en el Registro Oficial.  Este reclamo se sustenta en su frustrado intento porque el aborto sea reconocido como un derecho en el Ecuador.  Pero esto no es posible, por una sola razón, porque la Constitución del Ecuador garantiza el derecho a la vida desde la concepción.  Es hora de levantar el velo y hablar con la verdad!

El propósito de la sentencia de la Corte Constitucional está cumplido con la expedición de la ley. Esto es, que mujeres victimas de violación que se practiquen un aborto no sean sancionadas penalmente.  El propósito de la sentencia nunca fue –porque no podía ser- legalizar totalmente el aborto. Que el aborto sea o no una solución para erradicar la violencia se seguirá discutiendo. Cada vez son más los estudios científicos que encuentran serías desventajas para la salud de la mujer.

Evidentemente, por tratarse de una excepción a la protección constitucional del no nacido, como lo dispuso la Corte Constitucional debían establecerse principalmente dos parámetros en la ley: (1) que se justifique que exista la causal de excepción de la sanción penal, es decir , la violación, por ejemplo, a través de una denuncia, examen médico o declaración juramentada; y (2) que se fije un límite de tiempo de gestación para la práctica del aborto.

Sin cumplir estos dos requisitos que reclaman los grupos abortistas, se configuraría un aborto libre, es decir, sin causal y sin temporalidad. Lo cual repito, está prohibido. No porque lo diga la Corte, la Asamblea o el Presidente de la República, porque lo prohíbe la Constitución del Ecuador qué contiene el mandato, la voluntad, de todo el pueblo ecuatoriano.

Coincido sin embargo en que no hay nada que festejar. Una sociedad que festeje el aborto es una sociedad vencida. Una sociedad que ha dejado de buscar soluciones para la violencia a través de la razón y el bien común es una sociedad ignorante. Una sociedad que crea que con el precio de la vida de un ser humano puede reparar un daño a todas luces irreparable, es una sociedad cobarde.

Festejaremos todos cuando logremos erradicar la violencia a todo nivel: contra niños y contra niñas;  contra niños por nacer y contra la mujer; contra los que piensan distinto; y contra quienes aún tienen esperanza. 

  • Dignidad y derecho

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