Gran parte del patrimonio cultural africano saqueado todavía no ha sido repatriado

Bronces saqueados de la actual Nigeria exhibidos en el Museo Británico.

En África aún se notan las profundas cicatrices que dejó el colonialismo tras el saqueo de gran parte de su patrimonio cultural, que todavía llena las vitrinas de museos occidentales sin previsión clara de ser devuelto.

«Cualquier sociedad humana que se vea privada de su patrimonio cultural es una sociedad perdida (…). En el caso del continente africano, hay una herida profunda que dejó el saqueo», afirma a EFE Chika Okeke-Agulu, especialista en teoría del arte de África en la Universidad de Priceton de Estados Unidos.

La actual repatriación de las obras por parte de instituciones occidentales a los países saqueados no es uniforme, pues «en algunos casos se ha avanzado y en otros no», señala el experto.

El presidente francés, Emmanuel Macron, prometió en 2017, durante una visita a Burkina Faso, que su país haría de la devolución temporal o definitiva de colecciones de arte africano -cifradas en cerca de 100.000 artículos- una prioridad.

Desde entonces, Francia ha protagonizado simbólicas restituciones como la devolución a Benín, en 2021, de 26 obras del tesoro real del antiguo reino de Dahomey (1600-1904).

«Ahora, mirando hacia atrás, sabemos que era solo un anuncio público. (Macron) Es un político como cualquier otro, así que (casi) nada salió realmente de aquello», denuncia a EFE George Ondeng, asesor de cultura en el Ministerio de Género, Cultura, Artes y Patrimonio de Kenia.

Por su parte, Alemania, que se enfrenta a la restitución de un millar de artefactos expoliados, firmó en 2022 un acuerdo con Nigeria por el que se comprometió a devolver los 1.130 bronces de Benín guardados en museos germanos.

Desde entonces, sólo regresaron veinte a Benín en diciembre de ese mismo año.

Bélgica expresó en 2022 su intención de devolver los artefactos adquiridos en condiciones ilegítimas en la actual República Democrática del Congo (RDC) durante la tiránica dominación que dirigió el rey Leopoldo II.

El Museo de África de Bélgica, un majestuoso palacio próximo a Bruselas construido a finales del siglo XIX para ensalzar la dominación colonial, alberga una colección de unos 129.000 objetos africanos, de los cuales 84.000 proceden de RDC.

El museo prometió que iniciaría un proceso para devolver las obras a la RDC, mientras el primer ministro belga, Alexander De Croo, presentó en 2022 una lista de obras que podrían ser restituidas.

Arte de Nigeria en el Museo Británico

Miles de bronces fueron expoliados en 1897 por soldados británicos durante el saqueo y la quema del palacio real del reino de Benín, en el sur de la actual Nigeria, y posteriormente subastados en países europeos.

El Museo Británico tiene unas 900 piezas de esa colección, aunque no especificó si retornará este tesoro.

«El Gobierno conservador del Reino Unido ha dejado muy claro que no apoya la devolución de objetos», subraya Ondeng.

El mayor compromiso de un museo británico para «descolonizar» su colección es el del Museo Horniman de Londres, que inició la devolución a Nigeria de 72 piezas de bronce del antiguo reino africano en 2022.

Preguntado por la lentitud de la repatriación de obras, Ondeng lo achaca a «la falta de voluntad de los gobiernos occidentales para apoyar ese proceso».

En Etiopía, las tropas británicas también saquearon miles de artefactos como botín de guerra tras conquistar en 1868 Magdala, capital del emperador etíope Theodros II.

El Gobierno etíope lleva décadas reclamando estos objetos, cuya restitución parcial únicamente ha corrido a cargo de coleccionistas privados.

Desafíos

Uno de los retos que enfrenta la devolución de estos objetos es la diversidad de opiniones sobre el sitio más apropiado para preservar las obras.

Mientras que multitud de activistas y organizaciones panafricanistas piden que los artefactos vuelvan a su origen, voces europeas y estadounidenses rechazan su devolución.

Éstos defienden que es deber de Occidente actuar como custodio del patrimonio cultural mundial, y sostienen que los países africanos no tienen ni los recursos ni las instituciones idóneas para cuidar de su patrimonio.

«Algunas (de esas opiniones) me parecen francamente racistas y otras las considero absolutamente ignorantes», expresa Okeke-Agulu.

Sin embargo, la era digital puede cambiar ese enfoque y permitir que las nuevas generaciones de africanos conecten con su herencia cultural.

«Si pudiera volver en el tiempo y evitar que hubiera sucedido (el expolio), lo haría, pero no puedo. Lo único que podemos cambiar es el futuro (…) y preservar la cultura utilizando la tecnología», señala a EFE el nigeriano Chidi Nwaubani, creador de Looty, proyecto que recupera digitalmente artefactos de museos occidentales.

Okele-Agulu también enfatiza la importancia de las generaciones venideras: «Es a los jóvenes a los que deberíamos dirigirnos, porque son menos proclives a los malos comportamientos ligados a la mentalidad colonial». EFE (I)

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