Lo privado y lo público: uno genera, el otro se sirve

Gerardo Verdecia Sacoto

Guayaquil, Ecuador

“La protección que tenemos en CNEL ha logrado que desde 2021 ni un solo trabajador haya sido despedido.” “La indemnización no es para que nos paguen o ganarnos la lotería, es para que no nos boten.” Estas fueron las palabras del dirigente sindical de la empresa eléctrica CNEL acerca de las características del contrato colectivo de dicha empresa pública.

Alzas salariales significativas cada año, estabilidad laboral de 8 años, garantías de mantener los beneficios del contrato aun cuando la empresa pase a manos privadas, acceso a préstamos, subsidios por antigüedad, un salario básico adicional de ingreso por cada hijo en concepto de guardería, indemnizaciones totales considerablemente altas, entre otras jugosas bonificaciones. La magnitud de los beneficios del contrato colectivo lleva a preguntarnos: ¿Esto hubiese sido posible en el sector privado? ¿Los contratos colectivos en las empresas públicas son un fiel reflejo de la situación del sector privado?

En Ecuador, con un mercado laboral en el que el ingreso promedio es inferior a $400 y dos tercios de la población económicamente activa no cuenta con un empleo adecuado y formal, es complicado afirmarlo. Los problemas de nuestro mercado laboral son bien conocidos por todos, no es necesario ahondar en ellos pretendiendo descubrir el agua tibia. No hay trabajo, los salarios son bajos y las condiciones laborales muchas veces no son las adecuadas. Sin embargo, ¿Qué ocurre con las soluciones? En este aspecto sí existe mucha confusión que nos lleva a pensar que cuestiones como el contrato colectivo de CNEL son deseables en el contexto ecuatoriano.

En primer lugar, empecemos a reflexionar: ¿Qué es una empresa? ¿Cuál es su principal razón de existencia? Una empresa produce y oferta algo en el mercado. Ese “algo” deberá ser adquirido por los demandantes (los consumidores), porque ellos consideran que les otorga valor a sus vidas. Si los demandantes consideran que cierto producto de determinada empresa no les otorgará una satisfacción adicional a su vida, sencillamente no lo comprarían.

Por otro lado, desde el lado de la empresa, podrá producir y comercializar ese “algo” una vez haya pasado por un proceso de descubrimiento sobre qué es ese “algo” que debe vender y qué características debe tener. Este proceso lo realizan de forma coordinada dos factores complementarios en la economía: el capital y el trabajo.

En suma, empresarios y trabajadores deben actuar coordinada y cooperativamente en un proceso de descubrimiento sobre cuáles son los “algo” que deben ofrecerles a los consumidores en cada lugar y en cada momento. Es decir, se trata de un proceso naturalmente dinámico en el que pueden acertar (y obtener beneficios) o equivocarse (e incurrir en pérdidas) y, por lo tanto, reajustar el proceso. Así es como naturalmente se comporta la función empresarial privada. Ahora bien, volver la relación entre capital y trabajo tremendamente rígida con contratos colectivos como el de CNEL, ¿Sería positivo o viable? Lastimosamente, bajo las normas naturales de funcionamiento del mercado sería muy perjudicial. 

En las economías que funcionan mucho mejor que la nuestra, las relaciones laborales gozan de una flexibilidad que permite que, si un trabajador es desvinculado, rápidamente encuentre otro empleo. Recordemos que esto no es más que la forma en la que normalmente empresarios y trabajadores generan riqueza en la economía. No puede ser de otra forma, y los problemas principalmente recaen en querer ir en contra de las principales leyes de la economía: si las empresas ofrecen productos que satisfacen necesidades, requieren operar con flexibilidad para adaptarse a esas necesidades que son, por naturaleza, cambiantes.

Por lo tanto, respondiendo a las preguntas planteadas al inicio, generalizar las características del contrato colectivo de CNEL al resto del mercado laboral ecuatoriano no solo es indeseable. Si se hiciera tendríamos que soportar las consecuencias de mayor informalidad y menor empleo adecuado. Además, puede generar la falsa idea de que sí es deseable y sí es el camino a seguir.

Recordemos que lo público se financia con los recursos privados que previamente se extraen. En lo público no hay incentivos a manejar esos recursos eficientemente. Por último, si nos preguntamos, por qué entonces fue posible que se firme un contrato de esa naturaleza en CNEL, la respuesta es clara: en Ecuador, lo privado genera y lo público se sirve.

Varia personas participan en una marcha con motivo del Día Internacional de los Trabajadores este miércoles, en Quito (Ecuador). El Frente Unitario de Trabajadores (FUT) de Ecuador y otros sindicatos marcharon para conmemorar un año más el día internacional del trabajador, donde celebran el triunfo del ‘No’ a legalizar los contratos por horas en el referéndum convocado el pasado 21 de abril por el presidente Daniel Noboa y protestan por el aumento del impuesto al valor agregado (IVA) decretado por el mismo mandatario. EFE/ José Jácome

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