Reestructuración integral de la deuda externa

Guillermo Avellán Solines

Guayaquil, Ecuador

Ecuador enfrenta su peor crisis económica en términos de producción, debido a la paralización de actividades provocada por el COVID-19 y a la caída del precio internacional del petróleo. Los ingresos petroleros caerían en $2.500 millones en 2020, mientras que la recaudación tributaria en $1.800 millones. De acuerdo a proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía ecuatoriana se contraería en 6,3 % y la tasa de desempleo aumentaría a 6,5 % al cierre de 2020.

El Gobierno enfrenta esta crisis con una pésima situación en sus finanzas públicas: i) once años consecutivos de déficit fiscal; ii) falta de ahorro público; iii) bajo nivel de reservas internacionales; iv) dificultad para acceder a financiamiento internacional; y v) una deuda externa insostenible. De hecho el Gobierno ecuatoriano debía pagar por el servicio de la deuda externa $5.340 millones durante este año, de los cuales $2.547 millones correspondían a capital y $2.792 millones a intereses. Realmente imposible en medio de la actual crisis sanitaria y social.

En Ecuador Libre, preocupados por la estructura de la deuda pública y la situación fiscal del país, el año pasado decidimos analizar la sostenibilidad de deuda externa y preparar una estrategia que permita reestructurar las obligaciones bilaterales y soberanas con el fin de alcanzar tres objetivos esenciales: i) reducir el gasto financiero (corriente); ii) disminuir la salida de divisas; y iii) liberalizar recursos para la inversión en sectores prioritarios como educación, salud y seguridad. Esta propuesta contó con la asesoría de expertos internacionales en materia legal para asegurarnos su viabilidad.

Los principales problemas de los préstamos con la República Popular China y los tenedores de nuestros bonos soberanos radican en las altas tasas de interés y los cortos plazos. Estos dos factores han elevado rápidamente el servicio de la deuda externa. Por ello, proponemos renegociar la deuda bilateral a través del Club de París, teniendo como invitado a China y contando con el respaldo del FMI. En septiembre de 2000, Ecuador logró renegociar su deuda bilateral en el Club de París bajo los términos de Houston, reduciendo el servicio de la misma. Ahora esta institución ayudaría al Ecuador a ampliar el plazo para los pagos de sus deudas, recibir períodos de gracia y condonar un porcentaje de sus obligaciones. Asimismo, sería necesario llegar a un acuerdo con los tenedores de bonos soberanos para ampliar los plazos, bajar las tasas de interés y registrar un posible descuento en el principal de la deuda.

Dos aspectos son fundamentales en esta reestructuración. Primero, realizar una sola propuesta general para todos los tenedores de bonos soberanos, con el objetivo de respetar cláusula “pari passu” que impide ofrecer mejores condiciones a ciertos acreedores y evitar así futuras demandas legales. Segundo, es fundamental que la reestructuración venga acompañada de tres reformas económicas urgentes: una nueva normativa laboral, una nueva política de precios a combustibles y nuevas reglas macrofiscales. Estas reformas permitirán una recuperación más rápida de la economía y poner en orden las finanzas públicas, lo cual asegura la sostenibilidad de la deuda en el futuro.

Esta reestructuración de la deuda externa podría generar un alivio entre $1.400 y $1.600 millones durante este año, lo cual representaría al menos el 50 % de los intereses que se deben pagar a los acreedores internacionales en 2020. También permitiría la aprobación de nuevas líneas de crédito con multilaterales, la cuales serán muy necesarias para blindar la dolarización. En este sentido, la reciente aprobación de los tenedores de bonos soberanos para llegar a un acuerdo en los próximos cuatro meses es un paso muy importante. Este periodo será el mejor momento para lograr una reestructuración integral de la deuda externa. Al menos tres aspectos están a favor de nuestro país para lograr una renegociación exitosa: i) el efecto nocivo del COVID-19 en la economía ecuatoriana; ii) la apertura a colaborar de los organismos multilaterales; y iii) los errores de China en el manejo de la crisis sanitaria. El Estado ecuatoriano no puede dejar pasar estas circunstancias extraordinarias para una reestructuración integral, caso contrario tendremos una nueva crisis de deuda. (O)

*Director de investigación de Ecuador Libre

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