El ébola ayudó a mejorar los sistemas sanitarios de Guinea

En esta imagen del 20 de noviembre de 2014, un trabajador del grupo activista Médicos Sin Fronteras es rociado al salir de una zona contaminada por ébola en Gueckedou, Guinea. Autoridades de Liberia anunciaron el viernes 20 de marzo de 2015 dos nuevos casos de ébola, dos semanas después de haber tratado a la que se pensaba era la última paciente con el virus. (Foto AP/Jerome Delay, archivo)

Conakry (EFE).- La epidemia del ébola, que dejó 11.000 muertos en la región del África Occidental (Guinea, Liberia y Sierra Leona) entre 2014 y 2016, ha permitido extraer una serie de lecciones para mejorar y optimizar los sistemas sanitarios al menos en Guinea, gracias a la implicación de sus socios internacionales.

Esta semana, una delegación de europarlamentarios y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) visitó Conakry para pasar revista a los principales pilares del sistema sanitario y certificar los cambios introducidos en el país.

«Tras ver los resultados, creo que el país y el gobierno, junto a las ONG y de la delegación de la UE, están haciendo un buen trabajo: dos años después de la crisis del ébola puedo decir que hemos aprendido lecciones y ese será nuestro mensaje al Parlamento Europeo», dijo a Efe el jefe de la delegación, Norbert Neuser.

Neuser encabeza la delegación del Parlamento europeo, compuesta además por la alemana Maria Noichl y el polaco Adam Szejnfeld, llegados con el fin de evaluar los programas financiados por la Unión Europea.

El ébola puso en evidencia los grandes fallos del sistema sanitario guineano: pobre presupuesto estatal dedicado al sector de la salud (1,98% del presupuesto total en 2012), baja cantidad de personal sanitario entre médicos y enfermeros (3,59 por cada 100.000 habitantes), poca disponibilidad de medicamentos y equipos y deficientes sistemas de detección de riesgos.

«Imagínate, en el último brote hemos tardado tres meses y medio para darnos cuenta de que tenemos ébola en el país», reconoció el director de la Agencia Nacional de Seguridad Social (ANSS, creada solo en 2016), Sakoba Keita, empeñado ahora en lograr un rápido sistema de detección y notificación.

El ébola obligó a cerrar un 6% de la infraestructura hospitalaria por, entre otras cosas, la muerte de 115 médicos y paramédicos por la epidemia en 2015. «Cuanto más escasos e inapropiados sean los recursos humanos, más extendida y peligrosa será la epidemia», razonó por su parte el jefe de la Oficina de Estrategias y Desarrollo en el Ministerio de Sanidad, Kaba Abdoulaye.

Gracias a la solidaridad mundial y a una estrategia coordinada desde el gobierno, las cifras han dado ahora un vuelco: el presupuesto estatal de sanidad casi se cuadruplicó (7,4% del estatal en 2017), el personal sanitario aumentó en un 120% y se han construido 27 hospitales y centros de salud en todo el país, además de tres laboratorios.

Otro ejemplo: la Farmacia Central de Guinea recibió el pasado noviembre lotes de medicamentos por valor de 2,3 millones de euros, lo que le va a permitir garantizar la disponibilidad de medicamentos en todas las estructuras sanitarias públicas del país.

Precisamente estos lotes han llegado gracias al Programa de Apoyo a la Salud en Guinea (PASA) ideado y financiado por la UE para el periodo 2015-2023, reforzado después por otros dos programas europeos que totalizan un presupuesto de 115,5 millones de euros.

En su visita al Hospital Ignace Deen, la delegación europea se encontró, sin embargo, con que las necesidades distan mucho de estar totalmente cubiertas: el director del hospital, Mohamed Awad, les solicitó ayuda para adquirir nuevos equipos médicos «aunque sean de segunda mano».

Este hospital es el más antiguo de la capital, cuenta con una plantilla de 400 profesionales (con salarios mensuales de entre 200 y 350 euros), recibió en el 2017 un total de 8.749 pacientes y una gran parte de su presupuesto viene de las donaciones internacionales.

Y más allá del sector de la sanidad, hay otros ámbitos asociados donde quedan todavía «grandes lagunas por resolver», en palabras del eurodiputado Szejnfeld, como la protección ambiental o la recogida de basuras.

La UE está financiando, de hecho, un proyecto de Profesionalización de la Gestión de Residuos Sólidos, más un Programa de Desarrollo y Saneamiento Urbano en Conakry, dos ámbitos en que las consecuencias sobre el sector salud son inmediatas.

Una de las cosas que más llama la atención al llegar a Conakry es la cantidad de basuras acumuladas en sus calles: sus dos millones producen 3.000 toneladas diarias de residuos sin que exista un sistema formal y organizado de recogida. EFE (I)

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