Opinión

Democracia en la sopa

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Se ha puesto de moda eso que llaman tramposamente participación ciudadana. La democracia es un mal sistema de gobierno, aunque de momento el mejor de los que se han inventado. Pero es un despropósito extenderla de la esfera política, del manejo de la cosa pública, a cualquier otro ámbito del quehacer humano, donde hay múltiples formas bastante más genuinas, meritorias y eficientes de tomar decisiones, que además suelen dejar relativamente intacta la capacidad de las personas de darle a su vida la orientación que les plazca, noción que solía llamarse libertad individual, hoy casi en desuso y apabullada bajo la estridencia colectiva.

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Opinión

El Libertador

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Francisco de Miranda, venezolano, hijo de un mercader canario a quien cerraron las puertas los gran cacao de Caracas, soñaba, escribía y peleaba por la liberación de América, inspirado en la filosofía del Bill of Rights norteamericano. Advirtió desde un inicio que las élites criollas estaban más interesadas en extender sus dominios feudales, desplazando a las autoridades de la Corona, que en abrazar un proceso de emancipación que terminase también con sus privilegios aristocráticos. Miranda recriminó a Bolívar su ambición de poder antes que de libertad, la primera vez que este lo visitó en Londres para pedirle que se pusiera al frente del ejército independentista.

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Opinión

Arte y mercado

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Pocas ciudades tienen museos de clase mundial rubricados por los mismos pintores que los fundan, porque a muchos no los llega a reconocer la crítica, a pesar de su arte, o lo hace cuando ya han pasado a mejor vida, sin haber alcanzado los beneficios necesarios para la conservación de sus creaciones. Quito es una de esas ciudades, con la Capilla del Hombre, que alberga varias de las colecciones de Guayasamín, y ahora con su casa museo, de reciente inauguración. No son espacios del arte operados, financiados o preservados por el Estado. Son mérito privado, personal, alcanzado gracias a las bondades más extremas del libre mercado, donde el arte no es regulado y alcanza precios tan exorbitantes como el capricho de coleccionistas que le deben la capacidad de compra, a su vez, al mercado libre.

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Opinión

Mitos históricos

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Alfaro apeló a las armas para llegar al poder y para mantenerse en él, y eliminó controles gubernamentales y exacciones, de herencia colonial, que impedían la libre exportación del cacao, al punto que sus campañas militares -no le hicieron falta las electorales- fueron financiadas por los hacendados productores del grano, los «Gran Cacao». De no ser por su anticlericalismo y su origen campesino, no se entendería cómo llegó a ícono de la izquierda criolla a pesar de su autoritarismo armado al servicio de la liberalización de la economía.

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Opinión

Fin de Fiesta

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Así llaman los flamencos al número con que cierra el espectáculo de este género musical, único, ritual. Siempre en palo de bulerías, semicorcheas de tres por cuatro, aire festero, mucho jaleo, a compás distendido, la última representación es una catarsis, la liberación del nervio contenido, el ajuste desenfadado a la clavija de la tensión vital, porque los gitanos no suben al escenario a interpretar música, sino a perseguir su identidad, a dejarse la piel, a comprobar que existen.

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Opinión

Cascabel al gato

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

A finales de los ochenta se hablaba mucho de neoliberalismo, que tuvo aplicación concreta en varios países, entre ellos Chile, con resultados de incontrastable éxito. José Piñera, quien aplicó la fórmula en seguridad social chilena, introduciendo competencia en lo que antes era un monopolio público, describió el concepto en su obra El cascabel al gato. El éxito de Chile y otros países que siguieron esa línea se ha basado en la consistencia en el tiempo, pues nada da frutos si cada tanto el timón de la cosa pública cambia de norte.

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Opinión

Sed junto a la fuente

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Graham es un norteamericano joven con un par de tiendas en Chicago donde vende sombreros fabricados artesanalmente; él mismo enseña la técnica a sus compañeros de taller, que le fueron transmitidas por el propietario original, a quien compró el negocio -a punto de liquidarse- sin más moneda de cambio que su pasión por continuarlo.

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Opinión

El paradigma destructivo

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Nadie hace mejor propaganda de la corrupción en el Ecuador que los candidatos a cualquier cosa, pues se llenan la boca hablando de manos limpias, como si la honestidad no fuese el mínimo indispensable para cualquier asignación laboral, y la miseria moral fuera la nota más distintiva de esta república suspendida sobre la cuerda floja ecuatorial. Luchar contra la corrupción es el lugar común prioritario de partido de cualquier signo, como si los ecuatorianos la lleváramos en la sangre y erradicarla fuera tarea de envergadura comparable a quitarnos del ADN las señas del mestizaje.

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Opinión

Símbolos y ficciones

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Ondeaba la bandera, la tricolor, la del escudo con el cóndor, movida por el viento, recortándose contra el azul del cielo de verano, con la cordillera oriental como telón de fondo. En ese paisaje hermoso la bandera me pareció fuera de sitio, quizás por que me recordó los límites que simboliza en un contexto cargado de horizonte, de infinitud.

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Opinión

El patrón y el vasallo

Por Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

Las condiciones naturales del Ecuador son envidiables: salvo el desierto, exhibe todo un abanico de regiones, sin climas extremos; abunda el agua, el sol, recursos naturales y variadas fuentes inmateriales de riqueza -junto a las que seguimos muriendo de sed-. Su posición meridional permite a la mayoría de industrias producir a lo largo del año, y las amenazas de la naturaleza, como El Niño o algún remezón volcánico -tan moderadas frente a los desastres que azotan otros países con periodicidad mística- podrían mitigarse con un mínimo de planificación y tecnología. País de belleza incomparable, que solo el mal gusto de su gente ha conseguido perjudicar -con las excepciones de rigor, como los centros históricos y otras edificaciones de época colonial, o aisladas iniciativas urbanísticas-. La estética no es un valor nacional.

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