Juan Jacobo Velasco
Santiago de Chile, Chile
Todo empezó por un peloteo juguetón, siguió con conversaciones sobre resultados de partidos y ahora, tres meses después de ese arranque súbito, devino en una obsesión por ver, hablar y soñar con el fútbol. Mi hijo, con sus cuatro años, es un fanático de tomo y lomo. Por supuesto que con las características propias de su edad, manejando nociones básicas del juego. Pero no me deja de sorprender que al verme quiera jugar un partido «de tres goles», que agarre dinosaurios y legos para armar sus propias pichangas, que quiera conocer los países en un atlas para computar los colores de sus banderas y el de sus seleccionados, y que, al llamarlo a casa para saber cómo le fue en su jardín, me hable del resultado entre el Barça y Limatru, un equipo de Júpiter. […]