Por Carlos Jijón
Guayaquil, Ecuador
Cada día que pasa me convenzo más de la necesidad, por el bien de la nación y la supervivencia de la democracia, de que llegado el momento se derogue la Constitución de Montecristi, que tanto daño está causando a las instituciones republicanas y la causa de la libertad. El último atentado ocurrió la noche del martes, cuando la bancada oficialista de la Asamblea Nacional, que ni siquiera es mayoritaria, dio paso a que se convierta en ley el veto del Presidente de la República que reformó el método para asignar escaños en las elecciones pluripersonales, y prohibió a los medios de comunicación que, durante las campañas electorales, hagan “promoción directa o indirecta, ya sea a través de reportajes, especiales, o cualquier otra forma de mensaje, que puedan incidir a favor o en contra” de “alguno de los candidatos, postulados, opciones, preferencias electorales o tesis política”.
[…]