Opinión

La culpa es de la culpa

Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

No falta el marido que justifica sus fracasos en su mujer -o en la mujer del suegro-; y esta, en el marido. Algunos hacen de su infancia el chivo expiatorio, gracias a la impronta dejada por algún profesor tiranuelo, en tanto el empleado le echa la culpa a su jefe y viceversa, el izquierdista se carga al capital, los ciudadanos, al gobierno, y los políticos critican a sus predecesores, a la oposición, a la prensa, a la historia. Una variante más paranoica inventa -y los más tontos se lo creen- conspiraciones a diestra y siniestra, como si las constelaciones orbitasen en torno a un personaje, a un proyecto, a un país, dispuestas a cumplir los más oscuros designios y a obedecer a las más perversas fuerzas para hacerle la vida imposible a los héroes, a los buenos; la mismísima ley de la gravedad rendida al servicio de villanos todopoderosos. ¡Héroes y villanos, la dialéctica mediocre que ha nutrido la historia!

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