Opinión

Venezuela: como la URSS, pero caribeña

Miguel Molina Díaz
Barcelona, España

Era la noche del sepelio de Adolfo Suarez, el primer presidente de la democracia española, cuando me reuní con Mateo y me confesó que vino a España con la intensión de quedarse. Mateo, de hecho, no es Mateo. He decidido llamarlo así para protegerlo, una precaución puesto que trabaja para un ente del Estado venezolano y todo lo que relato, probablemente, no será del agrado de sus jefes.

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