Guantánamo, diez años después

Por Camila Moreno

A pesar de que a partir del 9/11 el mundo ha sufrido varios cambios, pero pocos temas han sido tan difíciles de modificar como la situación de los prisioneros en Guantánamo. Desde el 7 de octubre de 2001, cuando inició la Guerra con Afganistán, 775 detenidos fueron llevados a Guantánamo; de estos, alrededor de 600 han sido liberados sin cargos o transferidos a instalaciones en sus propios países. El resto, entre ellos sospechosos del ataque del 9/11 siguen en casi las mismas duras condiciones que las organizaciones internacionales de derechos humanos llevan denunciando desde hace casi 10 años.

A pesar de que sobre Guantánamo ya no pesa la misma atención mediática que existía en el 2002 y 2003 cuando se filtraron imágenes y videos del maltrato y tortura a los que eran expuestos los prisioneros, las cosas prácticamente no han cambiado. Es cierto que, por ejemplo, el Campo X-Ray, donde los detenidos eran mantenidos en jaulas al aire libre y en posiciones incómodas por días enteros fue cerrado, pero por otro lado es poca la información que se revela sobre el Campo Siete (el de más alta seguridad), donde se cree que se encuentran los principales sospechosos tras los ataques terroristas del 9/11. Los actuales comandantes señalan que los prisioneros tienen tres comidas al día de un menú de seis opciones, atención médica regular e incluso acceso a una biblioteca, uno puede pensar que esas condiciones superan las expectativas que cualquiera puede esperar en una cárcel, pero la información no es comprobable, los fotógrafos sólo pueden filmar a través de un panel doble de vidrio polarizado y los reporteros no pueden tener acceso a ningún detenido. En resumen, no se tiene más que el informe oficial sobre las condiciones de los prisioneros, cuya vericidad no se puede verificar.

Estados Unidos dejó de ver a los terroristas como simples criminales y pasó a verlos como enemigos de guerra, estos diez años de vigoroso debate han desembocado en un creciente consenso acerca de políticas antiterroristas para salvaguardar su seguridad internacional. Y esto incluye Guantánamo, es por esto quizás que Obama no habla más acerca de cerrar Guantánamo.

El descontento por Guantánamo llevó al entonces candidato a la presidencia Barack Obama a ofrecer cerrar las instalaciones cuando se encontraba en campaña y de hecho, dos días después de su posesión en el cargo en el 2009, ya como presidente, firmó decretos ejecutivos que buscaban cerrar el centro en alrededor de un año transfiriendo a los detenidos y suspendiendo las comisiones militares que eran la vía de enjuiciamiento en la Administración de Bush. Su propósito era buscar una mejor manera de tratar a los sospechosos de terrorismo en el futuro. Pero esto no fue suficiente. El Congreso bloqueó sus planes y ahora, después de dos años de sus primeros intentos, en una especie de reconocimiento del fracaso, firmó un decreto ejecutivo que crea un sistema de detención indefinido y además reanuda los procesos de juzgamiento que se mantenían suspendidos. Lamentablemente lo que empezó como un experimento para-judicial después de los ataques terroristas del 2001, parece haberse convertido en una fuerte institución americana de prevención del terrorismo… una institución que ni la voluntad política de uno de los presidentes más populares de ese país logró modificar.

Estos cambios dejan en el limbo al alrededor de 171 prisioneros que todavía se encuentran en el centro, 50 de los cuales, de acuerdo a un reporte de 2010 de las Fuerzas de Guantánamo, son “demasiado peligrosos para ser transferidos, pero no susceptibles de enjuiciamiento”, por tanto, bajo autorización del Congreso, estos detenidos serán retenidos indefinidamente hasta que se pueda comprobar su estatus en la corte; lo cual nos confirma que las perspectivas de cerrar Guantánamo son cada vez más bajas.

Diez años después del 9/11 es tiempo de mirar en retrospectiva, es importante que a más de recordar y lamentar las pérdidas sufridas en los ataques aprovechemos la oportunidad de reflexión y crítica, es fácil olvidar aquello que no nos afecta directamente pero no debemos hacerlo, pues es esta memoria la que generará progreso.

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1 Comment

  1. Lo de Guantánamo es una clara muestra de los abusos del poder, cuando un fanático lleno de odios, com Bush hijo, llega a la presidencia de un país. Los Estados Unidos de Norteamérica, era un país que se enorgullecía de ser ajeno a prácticas de tortura con sus reos de la justicia; con lo de Guantánamo, hecharon abajo aquello que lo practicaron desde que son república.
    En lo personal, no dudo de la buena intención ue pudo haber tenido Barack Obama, de cerrar esa prisión, pero ya en el poder se encontró con obstáculos difíciles de superar : el poder de la clase militar, la oposición de los republicanos en el Congreso, y obviamente la misma necesidad de acabar con las redes terroristas.
    La «real politik», se impone siempre, a los mejores propósitos de las campañas políticas; aún con líderes bien entencionados , como parece ser Obama.

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