De pedófilos y violaciones

Alberto Molina

Por Alberto Molina
Quito, Ecuador

La pedofilia es una aberración sexual que se manifiesta en los adultos con fantasías o actividades sexuales con niños. Comúnmente el adulto suele ganarse la confianza y el cariño del niño para luego llevar a cabo sus fechorías.

Los especialistas señalan que “la personalidad del agresor de mediana o de mayor edad es de un individuo solitario y con dificultad para establecer relaciones heterosexuales normales, suele tener baja autoestima, con pocos recursos para enfrentar situaciones de stress y frecuentemente abusa del alcohol y/o de las drogas. Por lo general, no presenta trastorno psicopatológico”.

Hace pocos meses, los medios de comunicación de varios países publicaron denuncias de abusos sexuales infantiles cometidos por parte de miembros del clero en las diferentes jerarquías. La imagen de la Iglesia Católica quedó afectada por los numerosos escándalos de pedofilia, habiendo reconocido que miembros de su iglesia habían cometido este delito, tuvo que pagar decenas de millones de dólares para indemnizar a las víctimas y de esta forma evitar procesos que podían llevar a la cárcel a los inculpados.

La violación sexual es el acto que se realiza a un niño, niña o adolescente, aún con su aparente consentimiento, mediante seducción, chantaje, intimidación, engaños, amenazas, o cualquier otro medio. La violación se ubica dentro de los delitos sexuales, donde también constan el acoso, estupro, rapto, la trata de personas o proxenetismo y la tentativa de violaciones, de acuerdo con el Código Penal. Se conoce que durante la época prehispánica, la violación sexual era un delito sancionado con la pena de muerte en la horca.

Al ciudadano Jorge Glas Viejó, que fungía de director de la escuela particular “Hans Christian Anderson” de Guayaquil, se le acusa de haber violado a una menor de 13 años alumna de dicho plantel. Fruto de la violación la menor dio a luz un niño; el acusado de la presunta violación es padre de un alto funcionario de este gobierno.

El Colegio de Abogados del Guayas ha tomado el caso para exigir que el presunto violador sea procesado, los directivos del gremio de abogados han manifestado que se enfrentan a mil obstáculos y que aparentemente las autoridades que tienen la obligación de impartir justicia están parcializadas y que poco o nada han hecho para que el acusado responda por el supuesto delito cometido.

En este caso se ha dicho que el “estigma” de la menor violada es ser pobre.

Pregunto: ¿Qué hubiese ocurrido, si a una de las hijas de aquellos jueces y fiscales que han manejado este caso, le hubiera pasado lo mismo que a la niña violada?

Me impactó una frase que la tomé de la película “Padrino parte III”, que me parece que es oportuno transcribirla: “No hay peor forma de pagar tus pecados que incluir a tus hijos en el castigo”.

* Alberto Molina Flores es coronel, en retiro, de las Fuerzas Armadas del Ecuador

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1 Comment

  1. hahah el colegio de abogados del guayas…hahah encuentran mil obstaculos, segun ellos…viniendo de donde viene no tiene ninguna credibilidad…..solo quieren hacer daño, ya que el acusado es el padre de un ministro …un ministro que nunca vivio con su padre…jajajaja..ya nadie les cree a estos farzantes

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