Mujeres protestan semidesnudas en el Vaticano

CIUDAD DEL VATICANO (AP) — Cuatro mujeres se desnudaron el torso el domingo en la Plaza de San Pedro en protesta por la oposición del Vaticano al matrimonio entre homosexuales.

La policía se llevó rápidamente a las cuatro mujeres y al parecer el Papa no se dio cuenta del incidente durante su tradicional plegaria del Angelus, pronunciada desde la ventana de su estudio que domina la plaza.

En la espalda, las mujeres se habían pintado consignas como «Confiamos en los gays» y «Cállense». Una de ellas, Inna Shevchenko, dijo que «estamos hoy aquí para protestar contra la homofobia».

El incidente coincidió con una marcha en París que se presume atraerá a centenares de miles de personas en protesta contra los planes del presidente francés de legalizar el matrimonio gay y permitir que las parejas homosexuales adopten hijos.

Los obispos católicos franceses y otros líderes religiosos se oponen a la propuesta, y cuentan con el apoyo del Vaticano.

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  1. India, el país que no ama a las mujeres Ampliar Jagadeesh NV / EFE En Bangalore.  Luego del ataque y asesinato de la joven de 23 años, varios colegios de Bangalore han añadido a sus actividades clases de defensa personal. TIEMPO DE LECTURA: 5′ 41» NO. DE PALABRAS: 910 EL TIEMPO DE BOGOTÁ, GDA Domingo 13/01/2013 En las últimas cuatro semanas en India se olvidó la sumisión. El 16 de diciembre, una joven de 23 años, a punto de iniciar su vida de independencia económica, fue violada en un bus en movimiento en Nueva Delhi, a las 21:30. Iba de regreso a casa con un amigo. A los cinco minutos de subir al bus, un hombre hizo un comentario lascivo sobre ella, y el amigo de la joven respondió. Ahí comenzó el ataque que indignó a la India. Cinco sujetos que hoy son investigados en un proceso que acapara la atención del país golpearon al muchacho y violaron a la joven por cerca de una hora. La brutalidad del asalto se vio aumentada por el uso de una varilla que insertaron en su vagina. Uno de los acusados testificó haber visto a otro sacar “algo así como una soga” del cuerpo de la mujer. Eran sus intestinos. Por primera vez en la historia de esta nación, la gente salió a las calles para manifestarse por un tema de género. Van ya más de tres semanas, y las protestas siguen. Las cifras del Registro Nacional de Crímenes de pronto saltaron a la cara: cada 20 minutos una mujer es violada en India, una de cada tres víctimas es menor de edad. Estas protestas, esta visibilización de los hechos, son significativas en un país en el que el 30% de los abusos sexuales es cometido por familiares y casi cada mujer puede recordar al menos un incidente de abuso dentro de los terrenos ‘seguros’ de la familia. El abuso sexual es a menudo tratado como un secreto vergonzoso; como un fantasma. Las familias patriarcales de clase media no permiten que se discuta, o que se denuncie. Las niñas aprenden, en la pubertad, que deben mantenerse alejadas de los varones. La gente cambia de canal si en las noticias hablan de una violación. Ampliar Galería 6 de 6 ESTUDIANTES INDIAS PARTICIPAN EN UNA CLASE DE DEFENSA PERSONAL EN BANGALORE (INDIA). Estudiantes indias participan en una clase de defensa personal en Bangalore (India). Después de que una estudiante de Fisioterapia de 23 años de edad fuera violada y torturada por un grupo de hombres el pasado 16 de diciembre cuando se encontraba en un autobús de Nueva Delhi junto a un amigo, varios colegios de Bangalore han añadido a sus actividades clases de defensa personal. Foto: EFE / EL COMERCIO Después de que una estudiante de Fisioterapia de 23 años de edad fuera violada y torturada por un grupo de hombres el pasado 16 de diciembre cuando se encontraba en un autobús de Nueva Delhi junto a un amigo, varios colegios de Bangalore han añadido a sus actividades clases de defensa personal. Foto: EFE / EL COMERCIO Después de que una estudiante de Fisioterapia de 23 años de edad fuera violada y torturada por un grupo de hombres el pasado 16 de diciembre cuando se encontraba en un autobús de Nueva Delhi junto a un amigo, varios colegios de Bangalore han añadido a sus actividades clases de defensa personal. Foto: EFE / EL COMERCIO Jóvenes indios vestidos con falda participaron este sábado en una protesta pacífica en contra de las violaciones y abusos sexuales que sufren las mujeres en India. La convocatoria de la protesta se realizó mediante redes sociales como Facebook. Foto: AFP / EL COMERCIO Jóvenes indios vestidos con falda participaron este sábado en una protesta pacífica en contra de las violaciones y abusos sexuales que sufren las mujeres en India. La convocatoria de la protesta se realizó mediante redes sociales como Facebook. Foto: AFP / EL COMERCIO Jóvenes indios vestidos con falda participaron este sábado en una protesta pacífica en contra de las violaciones y abusos sexuales que sufren las mujeres en India. La convocatoria de la protesta se realizó mediante redes sociales como Facebook. Foto: AFP / EL COMERCIO 1 DE 6 En una sociedad tan claustrofóbica en temas de género, es un hito que un extraño en una esquina esté dispuesto a hablar de violencia sexual por su propia voluntad. En el fondo, las protestas de estas semanas son un esfuerzo por dejar atrás la carga asociada a la palabra ‘violación’ por fracturar la idea de espacios segregados en el país. En esos espacios, bastiones de poder masculino, las mujeres que se aventuran a entrar se arriesgan a recibir ‘una lección’. Esa noche, ese bus era un espacio segregado. La joven iba con un amigo. Para los violadores, su decisión de estar fuera de casa, a esa hora, con un hombre, era una ‘ofensa’. La objeción de su acompañante al insulto fue una ruptura del domino de los agresores. Incluso durante la violación, su resistencia, su decisión de morderlos, de arañarlos, de pelear hasta sus últimas fuerzas, fue a su vez un ataque al feudo masculino. Por increíble que parezca, la prensa india registró, dos días después del hecho, la opinión de una ‘experta’ que manifestó su convicción de que la víctima “debería haberse rendido al verse rodeada”, pues eso enfureció más a los violadores. Es apenas una de docenas de declaraciones que reflejan cómo el liderazgo político en este país, en el que tienen presencia numerosas mujeres, está indoctrinado por la misoginia y tiende a trivializar la violencia sexual. La sociedad patriarcal en la que se vive en la India se siente amenazada cuando las mujeres exploran espacios tradicionalmente masculinos. El acto de arrojar del autobús a las víctimas desnudas declara que una suerte similar aguarda a quienes osen ‘igualar’ espacios masculinos. En estas últimas tres semanas, amas de casa, estudiantes, ancianos, personas del común, salieron a las calles a protestar por la violación de una chica trabajadora. Hay quienes piden que cuelguen a los culpables, otros quieren que los castren. Pero mientras unos piden la pena de muerte, hay activistas que creen que ese es un enfoque simplista, y que estas reformas deben conducir a una reforma tanto social como legal. Muchos de los que salieron a protestar probaron de primera mano la atroz respuesta de la Policía. En su resistencia expusieron el ‘terrorismo sexual’, visibilizaron violaciones intrafamiliares, violaciones de indígenas como las adivasi, mujeres como Laxmi Orang, que lleva cinco años esperando justicia, o como Manorama, que fue violada y asesinada hace ocho años por miembros del Ejército. Ahora, por primera vez, se oyen en las calles o en los medios palabras como ‘patriarcado’. La tragedia ha creado, al menos, un espacio para hacer preguntas incómodas. Una mujer en una marcha levanta una pancarta que reza: “Usaré la misma varilla para partir tu cabeza”. Ingenuo y violento como es, el letrero declara que a veces la vagina es penetrada por algo distinto a un pene y que eso también es violación, aunque no lo tipifique así el sistema legal. Existe una plétora de acusaciones. Voces de izquierda las han rechazado como una expresión exclusive de la clase media, cuestionando por qué no se ve una furia similar cuando mujeres de clases muy bajas son violadas prácticamente a diario. Es cierto que la burbuja de pasividad de la clase media es difícil de reventar; sin embargo, la brutalidad de esta violación masiva lo hizo.

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