La engañosa fascinación de los tailandeses por la simbología nazi

Bangkok, 25 jul (EFE).- Camisetas con el rostro de Hitler, vallas publicitarias con el dictador alemán, fiestas escolares de temática nazi o políticos que saludan al Führer en el Parlamento, son algunos ejemplos de simbología nazi que han creado debate en la sociedad tailandesa.

La última polémica sobre la figura del dictador alemán en el publicitado «país de las sonrisas» surgió a raíz de que un periodista británico, afincado desde hace años en Bangkok, publicara en Twitter el descubrimiento de un restaurante de comida rápida llamado «Hitler Fried Chicken».

El local emula los colores y la estética de la conocida franquicia «KFC» y ha creado su logotipo con la imagen de Adolf Hitler ataviado con pajarita y delantal, a imitación del logo protagonizado por Colonel Sanders.

La compañía dueña de los derechos comerciales de la franquicia de la cadena de alimentación indicó que estudian emprender acciones legales contra el establecimiento tailandés, a pesar de que medios locales pusieran en duda la existencia del negocio tras atribuir las imágenes a una broma de mal gusto del portal satírico «Amusing Thailand».

En el popular mercado de Chatuchak, en Bangkok, al que cada fin de semana acuden decenas de miles de turistas y nacionales, es fácil divisar entre sus puestos banderas o adhesivos con el estandarte de la Alemania Nazi.

En los tenderetes de este abasto y de los instalados en otros centros comerciales de la capital tailandesa se pueden adquirir camisetas en las que se combina la figura del líder nazi con iconos de la cultura contemporánea como Ronald McDonald o los Teletubbies.

Así es frecuente encontrar en la calle a jóvenes tailandeses vestidos con camisas con la cruza gamada, una representación que el nazismo tomo prestada de las religiones budista e hinduista.

Hace dos cursos, un colegio católico de la ciudad de Chiang Mai, en el norte del país, tuvo que pedir disculpas después de que un grupo de alumnos acudiera a una fiesta escolar disfrazado con ropas del Ejército nazi, mientras la joven que lideraba la cuadrilla se había caracterizado de Adolf Hitler.

«La educación pública tailandesa promueve unas enseñanzas centradas en un futuro de duro trabajo manual. Se imparten más clases sobre cocina, agricultura o carpintería que el tiempo que se dedica a la historia de los acontecimientos del siglo XX», apunta a Efe Boong Chayanee profesora en un centro tailandés.

Hace unas semanas, durante los actos de graduación en la prestigiosa Universidad de Chulalongkorn, donde estudia la élite tailandesa, un grupo de alumnos pintó un mural donde junto a superhéroes como Batman, el Capitán América o Superman, aparecía el dictador alemán.

La ONG por los derechos humanos «The Simon Wiesenthal Center» dijo en un comunicado estar «horrorizada y disgustada por el silencio de la universidad al exigirles la retirada del mural», que se encontraba cerca de la facultad de Historia, al recordar el genocidio judío ordenado por Hitler.

Quien afirmó el conocimiento sobre sus actos fue el parlamentario Boonyod Sukthinthai del Partido Demócrata, quien antes de ser expulsado de la cámara legislativa dedicó al presidente del Parlamento tres «Heil Hitler»

Boonyod acusó al moderador de la asamblea de comportamiento «dictatorial y totalitario», tras negarle el turno de palabra en varias ocasiones.

La imagen del Führer recibiendo con el saludo nazi a las personas que se dirigían por carretera a la ciudad costera de Pattaya, a 200 kilómetros al sureste de Bangkok, fue el reclamo utilizado por el museo de cera de esta turística población para promocionarse durante varios meses en 2009.

En 1994 la película «La lista de Schindler», del director Steven Spielberg y ganadora de siete «Oscar», estuvo cerca de ser censurada por las autoridades tailandesas a causa de una escena con desnudos.

Este largometraje, que narra los esfuerzos de un industrial alemán para salvar a más de mil judíos del terror nazi en la Segunda Guerra Mundial, fue calificado como «propaganda sionista» en los países vecinos de Indonesia y Malasia, ambos de población de mayoría musulmana. EFE

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