Escasez en Venezuela

Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

Más allá de los rumores y de las bromas por las apariciones de pajaritos, la situación económica en Venezuela es extremadamente difícil. La información oficial indica que, además de una inflación al alza, hay un serio problema de escasez.

Veamos los datos. Según el Banco Central de Venezuela, en octubre la inflación se ubicó en 54%, una de las tasas más altas del mundo. Teóricamente hablando, la inflación refleja el aumento de «los precios», pero como eso es algo demasiado abstracto, lo que se mide es la variación de los productos que típicamente consume una familia. Pero en el caso de Venezuela, la inflación solo mide la variación de los precios de los productos que consume una familia y que, adicionalmente, están disponibles en el mercado.

Porque hay un montón de productos que escasean y eso crea una complicación en el cálculo de la inflación, pues si algo no existe, no se puede calcular la variación de su precio y no se lo puede incluir en el IPC. Para paliar ese problema, el mismo Banco Central de Venezuela ha desarrollado un índice muy peculiar que mide el porcentaje de los productos de la canasta familiar que no existen en el mercado.

En realidad el mayor problema de Venezuela no es el aumento de precios sino la falta de productos. En octubre ese Índice de Escasez llegó a 22.4%, lo que significa que de cada cuatro o cinco productos que normalmente compra una familia, uno no está disponible ni se puede encontrar algo que lo sustituya.

Eso es un drama difícil de entender. Faltan cosas comunes, cosas del consumo diario de una familia como productos lácteos, cárnicos y de panadería; es algo que en el Ecuador no hemos vivido en muchísimas décadas. ¿Cómo llegó Venezuela a esta pesadilla? Pues recorriendo el mismo camino que tantos populismos latinoamericanos.

Todo empezó cuando el gobierno, posiblemente lleno de buena voluntad, puso controles a algunos precios. Esos controles típicamente generan alguna distorsiones (algo escasea, algo se produce en exceso o algún subsidio se dispara). Para solucionar esas distorsiones, la solución populista es aumentar los controles (en lugar de relajarlos). Y eso lleva a una espiral de controles y distorsiones que bien puede terminar con la estatización absoluta de la economía. Todo indicaría que Venezuela está en ese camino.

¿Por qué Venezuela, poseedora de una inmensa riqueza petrolera, sufre de estos problemas? Pues quizás todo esto no es «a pesar de» sino justamente «a causa de» esa riqueza, porque cuando el precio del petróleo está alto y el Gobierno dispone de enormes cantidades de dinero se puede crear la ilusión de que el Estado es capaz de resolver todo. Y si bien un gobierno correctamente organizado puede resolver muchas cosas, la provisión de bienes y servicios no es una de ellas. Si no me creen, pregúntenle a cualquier ama de casa venezolana.

* El texto de Vicente Albornoz ha sido publicado originalmente en El Comercio.

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