Acusan a la OTAN de matar a un niño que creían que llevaba explosivos

Soldados de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) mataron a tiros a un niño de cuatro años en la provincia meridional de Helmand porque creían que portaba explosivos, aseguró este jueves a Efe una fuente del Gobierno regional.

El suceso ocurrió a última hora de la tarde de ayer cerca de una base militar de la ISAF en el distrito de Nahri Sarraj, cuando el menor salía de su casa, afirmó el portavoz del gobernador de Helmand, Omar Zwak.

«El niño quedó gravemente herido y murió más tarde en el hospital«, explicó el portavoz.

Según Zwak, los militares pensaban que el menor portaba un chaleco cargado de explosivos, pero cuando lo registraron se percataron de que no iba armado.

La OTAN, en un comunicado, no aclaró lo sucedido y sentenció que su «compromiso» es el de «garantizar que se tomen todas las medidas posibles para evitar víctimas civiles».

«Extendemos nuestro más sentido pésame a la familia que sufrió la pérdida de un ser querido», añadió la ISAF, que aseguró que están trabajando con las fuerzas de seguridad afganas para «determinar qué sucedió y por qué».

En la misma provincia fue detenida esta semana un niña de diez años a la que su hermano, que se unió a los talibanes, había puesto un chaleco cargado de explosivos para que atentase contra un puesto de control de la policía.

La niña, Spogmai, se entregó voluntariamente a las fuerzas del orden del puesto contra el que iba a atentar y les explicó que cuando empezó a «gritar y llorar», su hermano le retiró el chaleco y escapó.

«Como me daba miedo la reacción de mi padre -simpatizante de los talibanes-, acudí a la Policía en vez de ir a casa», dijo la niña entonces.

La joven fue puesta en libertad ayer por el presidente afgano, Hamid Karzai, para que regresase con su familia.

Sin embargo, aunque se encontró hoy con su padre, Abdul Ghaffar -de 75 años-, la menor se negó a volver a casa con él, según recoge la agencia local AIP.

Cuando Ghaffar preguntó a su hija por qué no le había informado sobre el incidente, ésta le respondió que él no sería capaz de detener «las torturas y crueldades» de su hermano, y que tampoco habría evitado que le pusiera el chaleco cargado de explosivos.

Spogmai permanecerá en un centro de acogida hasta que el gobierno local tome una decisión sobre el mejor modo de garantizar su seguridad, de acuerdo con AIP.

Los talibanes, sin embargo, han negado que usen a menores en atentados suicidas y tacharon el caso de «propaganda» del Gobierno, pues según sus normas «los atacantes deben ser hombres, adultos y dispuestos a hacerlo por voluntad propia». EFE

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