Calificando la investigación

Vicente Albornoz Guarderas
Quito, Ecuador

En la reciente calificación de universidades, 20 puntos (sobre 100) fueron adjudicados por investigación. Antes que nada, habría que ver si esa es la prioridad que deberían dar las universidades de pregrado y posgrado a la investigación o si es siquiera posible andar calificando universidades, pero más allá de ese razonamiento, es importante ver cómo se adjudican esos puntos, es decir, cómo se califica la investigación.

La parte más curiosa de esos 20 puntos son los 9 que se pueden dar por lo que el ente regulador llama «producción científica», porque las fórmulas matemáticas y los indicadores usados son intrigantes.

La «producción científica» la miden exclusivamente por las publicaciones en las revistas académicas internacionales que están en una lista conocida como «Scopus», un índice publicado por una empresa holandesa que contiene unas 20 000 revistas. Ya es criticable que la investigación se mida exclusivamente por publicaciones, pero bueno, sigamos. Si un profesor publica un artículo en alguna de las revistas listadas en Scopus, primero hay que ver cuán citada es esa revista por otras, porque dentro de esas 20 000 hay unas muy famosas (muy citadas) y otras desconocidas.

Y existe un índice de citaciones de revistas, conocido como SJR, que asigna valores entre 0 y 40 a cada revista, dependiendo del número de citas que recibe. Pero como hay áreas donde la gente cita más que en otras, el SJR da más puntos a la física que a la economía y a esta más que a la sicología. Habría que ver si los puntos que pone el SJR son las prioridades que debería tener la investigación de las universidades ecuatorianas, pero sigamos.

Para cada artículo publicado se debe tomar su índice SJR, a ese valor se lo debe multiplicar por 3,61 y luego sumarle 1. Luego se debe sacar la sumatoria de todos los artículos (a los que se aplicó la operación matemática ya señalada). Al valor obtenido se lo debe dividir para 0,6 y para el número de profesores de la universidad. Eso da un indicador, muy exótico, de «publicaciones por 60% de profesor, ponderadas por el SJR, multiplicadas por 3,61 y sumadas 1». Habría que ver si eso tiene pies o cabeza, pero sigamos.

A esa enredada sumatoria se la debe elevar a una potencia (cercana a 0,44) y si el resultado es superior a 1, se la iguala a la unidad. Eso da un número entre 0 y 1, al que se lo multiplica por 9 y se obtiene la calificación de «producción científica» de cada universidad. Habría que ver qué mismo es eso, pero este cálculo es responsable de casi un décimo de la calificación de las universidades (que no conocieron con anterioridad la forma de evaluarlas).

Y surgen mil preguntas. ¿Por qué se dio 9 puntos o se elevó a 0,44, por qué se multiplicó por 3,61, se usó el SJR o se dividió para 0,6? Porque con un mínimo cambio en cualquiera de esos parámetros, los resultados hubieran sido muy distintos. Pero sigamos.

El texto de Vicente Albornoz ha sido publicado originalmente por el diario El Comercio.

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