Oposición aclara que la salida de Al Asad no es negociable

Ginebra, 23 ene (EFE).- En la víspera del inicio de las negociaciones de paz para Siria, la oposición al Gobierno de Bachar Al Asad, cuya familia ha dirigido el país durante más de cuarenta años, dejó claro que su salida no es negociable.

«El mundo está convencido de que el régimen no puede mantenerse (en el poder), que es parte del pasado. Si Al Asad pudiese seguir dirigiendo Siria, esta conferencia no tendría lugar», declaró hoy en su primera comparecencia ante la prensa en Ginebra el presidente de la Coalición Nacional Siria (CNFROS), Ahmed Yarba.

Esta alianza representa a la oposición siria en las negociaciones que empiezan mañana en la ciudad helvética y que se planea desarrollar en rondas, la primera de las cuales se espera que dure entre siete y diez días.

La conferencia de paz para Siria, conocida como Ginebra 2, supone la mayor oportunidad para alcanzar un arreglo político a la guerra civil, que estalló hace cerca de tres años.

Por primera vez, el Gobierno sirio acepta negociar con una fuerza política que aglutina a facciones opositoras, combatientes y en exilio, pero que ha llegado a este proceso algo mermada en su representatividad tras la retirada de importantes grupos que la componían.

Esos grupos se oponían a entablar un diálogo con un régimen al que acusan, entre otros crímenes, de usar armas químicas contra aquellos que intentaron oponerse a él y de torturar de forma sistemática y utilizando los peores métodos a quienes considera sus enemigos.

Yarba dejó claro hoy que su visión del régimen es similar, tras calificarlo de criminal, afirmar que tiene en sus prisiones a 11.000 opositores y acusarle de haberse aliado con los grupos terroristas que ahora operan en Siria, principalmente el llamado Estado Islámico de Irak y el Levante.

Según dijo el presidente de la CNFROS, las negociaciones deben conducir a la salida de Al Asad y al establecimiento de un gobierno transitorio, para el que reclamó toda las competencias ejecutivas, incluidas las que tienen que ver con el control de las fuerzas de seguridad, el ejercito y el servicio de inteligencia.

«Las negociaciones van a ser definitivamente difíciles. Estamos empezando un camino de 1.000 millas», dijo Yarba intentando ilustrar las dificultades que tendrá el grupo negociador opositor, que no estará dirigido por él, sino por otro miembro de la CNFROS, cuyo nombre se comunicará mañana.

La designación a última hora de la delegación de la oposición impidió que el mediador de este proceso por encargo de la ONU y de la Liga Arabe, Lajdar Brahimi, definiese en coordinación con las partes el formato y las reglas que se seguirán.

Por ello, los primeros encuentros estarán dirigidos a definir si se negociará en paralelo (en grupos de trabajo) o con una lista de temas que irían uno tras otro.

Asimismo, se deben determinar el calendario y los plazos de las negociaciones, que todo indica que se estructurarán en diversas fases.

«Las conversaciones no serán continuas. Habrá pausas, pero no serán muy largas. Seguramente serán unos días de negociaciones y unos días de parón», dijo a la prensa el dirigente de la CNFROS y miembro de la delegación opositora en Ginebra Monzir Akbik.

Lo que hoy Brahimi no consiguió fue que ambas partes acepten sentarse juntas en una misma sala para entablar una negociación directa, según indicó Akbik, quien comentó que los grupos negociadores estarán mañana, y lo más probable durante toda esta primera ronda, en salas separadas.

Tocará al mediador ir de un ambiente al otro intentando hacer coincidir las posiciones sobre los primeros temas por resolver.

La comunidad internacional manifestó ayer su respaldo a esta iniciativa de paz en una sesión inaugural con la presencia de casi cuarenta países.

Todos los presentes en esa cita pidieron que pare la guerra en Siria, que ha provocado más de 130.000 muertos, 2,3 millones de refugiados y ha dejado a la mitad de la población del país dependiente de la ayuda humanitaria externa. EFE

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