Rusia conmemora la ruptura del cerco nazi a Leningrado

San Petersburgo (Rusia), 27 ene (EFE).- San Petersburgo recuerda hoy el 70 aniversario de la ruptura del trágico cerco por las tropas nazis a la entonces Leningrado, uno de los episodios más negros de la Segunda Guerra Mundial, que entre 1941 y 1944 se cobró la vida de al menos un millón de personas.

El presidente ruso, Vladímir Putin, natural de Leningrado, depositó un ramo de flores en una de las fosas comunes de uno de los cuatro cementerios de la ciudad y recordó que allí precisamente fue enterrado su hermano, al que no llegó a conocer pues falleció bebé, víctima del asedio, diez años antes de él naciera.

Poco antes, Putin colocó otra ofrenda floral en un lugar en las afueras de la ciudad conocido como «la plaza del Neva» (a orillas del río homónimo), donde su padre luchó con las tropas alemanas que avanzaban hacia la ciudad.

«Nuestro deber es que nada pase al olvido, nunca. Que nada se pierda, que la gente tanto de nuestro país como en el extranjero recuerden esta tragedia, la hombría y la heroicidad del pueblo soviético y de los leningradenses», dijo Putin en un encuentro con veteranos de la Gran Guerra Patria, como se conoce en Rusia la etapa soviética de la Segunda Guerra Mundial.

Recordó que tan sólo en cuatro meses, entre finales de 1941 y principios de 1942, murieron en la ciudad 360.000 personas, equivalente a casi todas las víctimas mortales que sufrió el Reino Unido durante toda la Segunda Guerra Mundial.

«Imagínense qué diferencia entre el número de víctimas que depositó sobre el altar de la victoria el pueblo soviético y otros países del mundo», recalcó Putin.

El Ejército nazi, que invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, cerró el cerco en torno a Leningrado el 8 de septiembre del mismo año y lo mantuvo durante 900 días y noches, hasta que el Ejército Rojo logró romperlo el 27 de enero de 1944.

El propósito de Hitler era borrar Leningrado de la faz de la tierra, pero la ciudad resistió y sobrevivió, aunque al precio de un millón de vidas de sus habitantes y defensores, víctimas de los bombardeos, el hambre, las enfermedades y el frío.

Atrapados por la invasión nazi, los dirigentes comunistas de la ciudad no prepararon debidamente su defensa y no hicieron reservas de alimentos, por lo que el hambre se apoderó de Leningrado un mes después de que se cerrara el cerco.

Con el enemigo a las puertas de la ciudad, decenas de miles de civiles fueron movilizados para levantar fortificaciones y formar milicias populares, para las que ni siquiera había armas y que eran enviadas al frente con un fusil para treinta hombres, bajo el lema patriótico «El arma la conseguirás en combate».

Entre los soldados y milicianos muertos en la defensa de la ciudad están 53 españoles de los emigrantes políticos y «niños de la guerra» que se habían trasladado a la URSS tras la contienda civil de 1936-39 en España.

Unas 20.000 personas cayeron al defender la ciudad y otras 10.000 murieron bajo las bombas, pero fueron el hambre y el invierno, con temperaturas de 40 grados bajo cero, los que más estragos hicieron entre los habitantes.

Un informe de la inteligencia nazi señalaba en febrero de 1942 que la media de civiles muertos era de «entre dos y tres mil personas al día», y otro soviético confirmaba en marzo que «mueren al día entre 3.200 y 3.400 personas».

En la ciudad, donde la ración de pan diaria fue en los peores momentos de sólo 125 gramos, el impacto del hambre era tan duro que muchos habitantes se vieron abocados al canibalismo, según documentos de la época ocultados por la propaganda soviética pero abiertos posteriormente a historiadores.

La falta de alimentos fue tan dramática que los padres no dejaban a sus hijos salir solos a la calle por si eran secuestrados por bandas de delincuentes que luego vendían la carne humana.

«Ya comen carne humana, que consiguen en el mercado», decía un informe secreto cursado el 23 de febrero de 1942 al líder comunista de Leningrado, Andréi Zhdánov.

Las autoridades de la ciudad se vieron obligadas a crear toda una división especial para combatir el canibalismo, con un saldo de 600 condenados en febrero de 1942 y más de mil en marzo, según documentos reproducidos por Izvestia.

Algunos cálculos realizados por historiadores gracias a documentos secretos de la época indican que hasta 2,3 millones de habitantes fueron sepultados en las fosas comunes cavadas durante el bloqueo en los cuatro cementerios de Leningrado. EFE

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