Rebeldes iraquíes amenazan el legado de Obama

Barack Obama (Foto AP/Charles Dharapak)

Washington (AP) — Luego de años de resistirse a involucrarse en más conflictos en el Oriente Medio, el presidente Barack Obama ha enviado al ejército de nuevo a Irak, donde alguna vez acusó a su predecesor de librar una «guerra tonta».

Aviones de Estados Unidos bombardearon el viernes a combatientes islámicos que remolcaban artillería en las afueras de Irbil, cerca de ubicaciones de personal estadounidense, dijo el Pentágono.

La agresiva insurgencia amenaza con socavar el legado de Obama como el comandante en jefe que dio fin a una guerra impopular en la que murieron casi 4.500 efectivos estadounidenses.

También genera nuevas dudas sobre si el deseo de Obama de terminar la guerra nubló su juicio acerca de los riesgos de retirar por completo a las tropas de Estados Unidos, así como de la amenaza representada por los extremistas.

Obama insistió en que Estados Unidos no estaba entrando de nuevo en un conflicto prolongado.

«No voy a permitir que Estados Unidos sea arrastrado a luchar otra guerra en Irak», dijo el jueves en la Casa Blanca.

También dijo que Estados Unidos había arrojado desde el aire ayuda humanitaria a miembros de minorías religiosas que están bajo asedio.

Tales medidas tienen un alcance mucho más limitado que la invasión efectuada por el presidente George W. Bush después de los ataques del 11 de septiembre.

La principal justificación de Obama para la autorización de ataques militares en Irak fue proteger a las fuerzas estadounidenses destacadas en Irbil. Entre estas están algunas de las fuerzas que el presidente envió hace poco para ayudar a entrenar y proveer asistencia a las fuerzas de seguridad de Irak.

Respecto a tratar de ayudar a Irak proteger a los civiles, Obama dijo que Estados Unidos tiene una responsabilidad de impedir masacres inminentes. Es un argumento similar al que usó cuando Estados Unidos se sumó a la campaña de bombardeos en Libia en 2010.

Sin embargo, Obama no ha seguido el mismo patrón en la guerra civil de Siria, donde más de 170.000 personas han muerto.

Las condiciones que obligaron a Estados Unidos a regresar a la acción en Irak surgieron hace unos meses, o años, según afirman los detractores del mandatario.

Apenas en enero, Obama restaba importancia a los militantes islámicos surgidos de al-Qaida. En una entrevista con la revista New Yorker, dijo que comparar al grupo con la red terrorista establecida por Osama bin Laden era como comparar un equipo escolar de basquetbol con uno de la NBA.

Sin embargo, funcionarios de inteligencia y defensa advertían de la amenaza potencial del grupo, denominado Estado Islámico, que había ganado fuerza en Siria.

Las declaraciones de Obama reflejaban su limitado interés en regresar a Irak o en emprender operaciones militares en Siria, donde el año pasado autorizó un ataque aéreo pero nunca dio la orden de llevarlo a cabo.

Los detractores de Obama hacen una conexión directa entre ese punto de vista y su decisión de retirar a todas las tropas estadounidenses de Irak a finales de 2011. Lo hizo en parte porque el gobierno de Irak se negó a firmar un acuerdo de seguridad que diera inmunidad a los efectivos norteamericanos.

Sin embargo, sus oponentes dicen que el presidente debió presionar más para lograr un acuerdo a fin de evitar la clase de situación que hoy se presenta.

«Ya estamos pagando un precio muy alto por nuestra inacción, y si no cambiamos de curso, los costos de nuestra inacción sólo crecerán», opinaron los senadores John McCain y Lindsey Graham.

Ambos exhortaron a Obama a extender su autorización de ataques aéreos contra el Estado Islámico para incluir a Siria.

Las nuevas medidas se tomaron con un trasfondo de alta desaprobación hacia Obama y su política exterior.

Se le ha cuestionado su capacidad de influir en los eventos mundiales, desde las provocaciones de Rusia en Ucrania hasta los combates entre Israel y Hamas.

Obama ha sido escéptico de la efectividad de la acción militar, y ha dejado claro que el poder aéreo de Estados Unidos no resolverá los problemas de Irak.

«No hay una solución militar de Estados Unidos a la crisis en Irak», declaró.

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