El nombre de Mohamed reabre la polémica sobre el racismo judío en Israel

Jerusalén, 25 sep (EFE).-En vísperas de que en Israel se celebre el Año Nuevo judío o «Rosh Hashaná» proliferan datos de población o curiosidades como cuál ha sido el nombre más popular, pero la omisión del primero de ellos, Mohamed, en una lista publicada por Interior ha desatado la polémica sobre el creciente racismo judío en Israel.

Las alarmas saltaron el lunes, cuando el diario «Haaretz» dio a conocer que la Autoridad de Población y Migración del Ministerio de Interior de Israel había publicado una lista que excluía los nombres árabes o claramente musulmanes entre los favoritos de los progenitores.

El rotativo de Tel Aviv llevó a cabo una investigación que reveló que pese a que Yosef (nombre hebreo de José) se creía el más popular, finalmente el número uno de la lista era Mohamed, mientras que Ahmed, también musulmán, figuraba en noveno lugar.

La exclusión de ese dato, pese a que no es la primera vez que se produce, ha recibido airadas críticas de organizaciones y formaciones árabes y de izquierda del Parlamento (Kneset), que consideran que una vez más, una institución gubernamental omite descaradamente al 20% de la población, que representan los árabes.

El diario «Maariv» apunta en un artículo de opinión que efectivamente Israel es un país racista y aduce que a la mayoría judía no le interesa conocer cuál es el nombre árabe más popular.

Samah Basoul, periodista de la publicación «Al Haya», editada en Nazaret, y miembro de Ilam, Centro de Medios para árabes palestinos en Israel, considera que pese a que no es la primera vez, este año la decisión podría guardar relación con la creciente amenaza de grupos islamistas radicales.

«Parece que existe una tendencia al miedo y la sospecha a que aparezca Mohamed, uno de los nombres más populares de Israel, pero este hecho, independientemente de lo que suceda en el mundo no se puede ocultar», explica a Efe.

Cree que se trata de una muestra patente del racismo que emana del Gobierno hacia la comunidad árabe, que en los últimos años viene padeciendo leyes segregacionistas y «un intento de separar a los musulmanes del resto de la población, la política del divide y vencerás».

«Somos el quinto de la población y quieren reducirnos a drusos, beduinos; ahora han reconocido a arameos como cristianos no árabes… todo forma parte de una política intencionada por la que ahora ni quieren oír hablar de musulmanes», refiere.

Entre los mahometanos es tradición nombrar a alguno de los hijos como el profeta u otras acepciones, independiente de que se trate de clanes religiosos o seculares.

«Existe un vínculo negativo respecto a Mohamed, un nombre que no sólo tiene connotaciones religiosas. Aquí hay una cultura árabe e islámica que existe y seguirá existiendo», denuncia la periodista.

El director del Centro Mosawa para la Defensa de los Ciudadanos Árabes en Israel, Jafar Farah, dice que la omisión no le sorprendía.

«A nuestros ojos vemos este paso como parte de la política xenófoba de aislar a la comunidad judía de Israel de la región, de sus vecinos, y vemos que el Estado y sus instituciones se refieren a Israel como estado judío y no israelí».

Subraya que eso se ve reflejado tanto en las políticas gubernamentales, en los medios de comunicación o instituciones académicas, y exhorta a la población judía a reaccionar contra «la mentalidad política del gueto».

Coincide con ellos el diputado Isawi Freij, del partido pacifista Meretz, para quien la medida «responde a motivaciones racistas…Lo cierto es que temían el titular, ‘Mohamed es el nombre más popular de Israel».

Efe intentó sin éxito contactar con la mencionada Autoridad, si bien su portavoz, Sabrin Hadad, asegura según recoge el «Haaretz», que los datos publicados en los últimos años respondieron a «solicitudes especiales hechas por cualquier persona que nos contactó para obtener esta información, y por esa razón se publicó la lista que contiene los nombres hebreos más populares».

La Autoridad insiste en que no fue «un intento deliberado de ocultar información».

Con todo, en el listado figuran nombres como Yosef (hebreo) o Yusef (árabe) para chicos, que en lengua mosaica se escriben igual, o Lian, Miriam o Maryan y Maya, para las chicas, muy populares tanto para judíos como árabes con ciudadanía israelí.

En estos casos la Autoridad contabilizó esos nombres incluyendo a toda la población al no poder distinguir si eran árabes o hebreos.

El editorial de «Haaretz» concluye lapidario con que «una lista igualitaria y democrática debería ser la única que un estado debería publicar». EFE

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