El modelo cavernícola

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez
Guayaquil, Ecuador

La Ley de Incentivos a la Producción y Prevención del Fraude Fiscal nace como respuesta a la caída del precio del petróleo. Pero deja mucho que desear. Además de su nombre contrario a la motivación y a lo que dice promover, en ella se encuentran incentivos para empresas que inviertan más de cien millones de dólares, cuando los alicientes deberían ser a partir de doscientos cincuenta mil dólares, una suma acorde con la economía ecuatoriana. Esa Ley grava con impuesto a la renta la utilidad generada en la venta de acciones; limita la deducibilidad en rubros como publicidad, salarios y regalías; e incrementa al 25 % en la tasa del impuesto a la renta para la proporción de accionistas que residan en paraísos fiscales. ¿Estos son los incentivos?

No debemos perder de vista que la caída del precio del petróleo es un árbol dentro del bosque. El bosque es el modelo económico del socialismo del siglo veintiuno, el cual ha fracasado en Ecuador y Venezuela. Un modelo económico que distorsiona la economía al sustentarse en la inversión pública como única forma de desarrollo; dejando de lado la inversión privada. Hoy, nuestras billeteras tienen tufo a petróleo. Gracias al discurso del poder ejecutivo y sus actos, hemos atraído poca inversión extranjera en comparación con Colombia, Perú y Chile. Con ella, hubiéramos logrado más empleo, impuestos y un know how que nos permitiría mejorar la competitividad en un mundo globalizado. Los gobiernos no viven de ingresos provenientes del petróleo e impuestos, sino solamente de los segundos. Ecuador vive la irrealidad fiscal de la apropiación indebida.

El gobierno está asustado. Tiene un déficit que es el resultado de gastar más de lo que tiene. ¿Qué habría pasado si la infraestructura de la que se vanagloria haber construido hubiera sido financiada, vía concesión, con recursos privados? Primero, el Estado tuviera más dinero para la inversión social, y segundo, las anheladas hidroeléctricas ya estarían listas. Los chinos no son nuestra mejor opción. China tiene estándares bajos de construcción y seguridad. Las empresas privadas del país habrían financiado la obra, generando mayor riqueza para el Ecuador.

A pesar del ambiente hostil de negocios, las exportaciones no petroleras del año 2014 crecieron 17 % en comparación con el periodo enero-agosto del año 2013. Es decir, el sector privado cumple con su misión dentro de la sociedad. Los ciudadanos tenemos derecho a importar, porque nuestra libertad así lo permite y porque además vienen bienes de capital necesarios para producir, como calculadoras, maquinarias agrícolas, teléfonos inalámbricos, autos para el turismo, etcétera.

El gobierno pretende que regresemos al ábaco y al fax. Las medidas del COMEX sólo disminuirán la productividad de las empresas e incrementarán los costos en perjuicio del consumidor. Dificultan la educación para lograr mayor eficiencia. La solución es vender más, no comprar menos.

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