La iniciativa privada

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez
Guayaquil, Ecuador

Los principales productos no petroleros que el Ecuador exporta son bananas, camarones, atún en conserva, rosas, cacao, aceite de palma, etcétera. Ninguno es iniciativa o consecuencia del apoyo del gobierno. Son el resultado de la creatividad de la empresa privada. Esas exportaciones no comenzaron porque se promulgó una Ley. Las matrices productivas elaboradas por intelectuales encerrados en un cuarto son limitantes a la creatividad. El sector privado requiere libertad para innovar y emprender.

El gobierno está plagado de burocracia, desperdicio e ineficiencia. En las empresas, eso no puede suceder. ¿Por qué? Porque un empleado público puede trabajar durante cuarenta años sin haber sido eficiente y sin embargo, su salario incrementará anualmente. El sector privado funciona bajo el régimen de la meritocracia que premia la productividad. Los gobiernos, sus instituciones y empresas pueden permitirse ser burocráticos porque no tienen que competir.

Las salvaguardias son una medida equivocada para restringir las importaciones. Implican una reducción de los ingresos del Estado vía IVA, ICE y otros tributos, porque disminuyen el volumen de las ventas; además de mermar el poder adquisitivo de los consumidores, al generar una subida de los precios de los bienes importados como consecuencia de mayores aranceles, cupos y el incremento del costo de fabricación local.

En lugar de victimizarnos, deberíamos aprovechar las oportunidades. Firmar más acuerdos comerciales. Concesionar todo lo posible. Vender más. Atraer la inversión extranjera, así como promocionamos el turismo receptivo. Los inversionistas foráneos buscan materias primas y acceder a los consumidores de Latinoamérica. Según el Multilateral Investment Guarantee Agency (MIGA) del Banco Mundial, los dos principales motivos que los empresarios tienen para invertir fuera de su país son mejorar el acceso a mercados y reducir sus costos de producción.

La explotación del petróleo es una apropiación indebida del Estado. Los gobiernos se mantienen solamente con impuestos; lo que los obliga a fomentar exportaciones para poder atraer más divisas y tener una balanza comercial favorable. La administración pública debe ajustarse el cinturón para superar la crisis fiscal. Si ya perdimos la pierna del sector público por la dependencia petrolera, no castiguemos la que nos queda: la del sector privado. Apoyémosla.

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