De especuladores

Eduardo Carmigniani
Guayaquil, Ecuador

Especular tiene muchas acepciones en el DRAE. Una, peyorativa, explica que es «Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios», lo que nuestra Ley de Defensa del Consumidor define como «Práctica comercial ilícita que consiste en el aprovechamiento de una necesidad del mercado para elevar artificiosamente los precios».

El Cordicom ha publicado un comunicado, en el que «…expresa su inquietud por el tratamiento informativo que han asumido ciertos medios de comunicación social que, en el tema de las salvaguardas arancelarias, inducen a una comprensión parcializada sobre las decisiones económicas adoptadas por el Estado ecuatoriano…», agregando que dicha información, difundida «…incluso antes de que estas entren en vigor, han provocado, por incompletas, los primeros casos de abusos y alteraciones arbitrarias de los precios de algunos productos que ni siquiera están en la lista afectada…».

Para el Cordicom, pues, ya se han producido casos «de abusos y alteraciones arbitrarias de los precios de algunos productos que ni siquiera están en la lista afectada». No menciona datos (productos, empresas o ciudades, por ejemplo). Tampoco la fuente de semejante información. Pero sí se embarca en una hipótesis: los tales abusos han sido provocados, no por las medidas en sí, sino «por el tratamiento informativo que han asumido ciertos medios de comunicación social» (a los que tampoco menciona pese a que considera que esa conducta puede causar «conmoción social»). No huelga agregar que omite los indicios en que esta última hipótesis se fundamenta, y menos explica por qué considera criticable algo tan elemental como la difusión «antes de que entren en vigor».

En definitiva, para el Cordicom hay especulación, causada no por las medidas económicas sino por unos medios de comunicación anónimos que las informaron…, lo que me recuerda que para el DRAE hay otra acepción de especular (que también debiera ser peyorativa): «Perderse en sutilezas o hipótesis sin base real».

¡Lindo el paisito!

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