Corea del Sur, un país atrapado entre los intereses de China y EEUU

Seúl, 24 mar (EFE).- EEUU y China han puesto en una incómoda situación a Corea del Sur, obligada a tomar dos importantes decisiones en los ámbitos económico y militar que implican un conflicto de intereses entre su aliado histórico y su principal socio comercial.

La doble disyuntiva a la que se enfrenta Seúl incluye la posible instalación del escudo antimisiles estadounidense THAAD, rechazada tajantemente por China, y la adscripción al nuevo banco de inversiones AIIB impulsado por Pekín y que causa un fuerte recelo en Washington.

El del THAAD es, sin duda, el asunto más controvertido. Estados Unidos, que mantiene una fuerte presencia militar en Corea del Sur, busca convencer a su aliado de que adquiera este sistema de intercepción de misiles a gran altitud valorado en miles de millones de euros.

Daniel Russel, secretario de Estado adjunto de Washington para Asia Oriental y el Pacífico, lanzó la semana pasada en Seúl un mensaje claro a favor de la instalación de su escudo para contrarrestar la «importante amenaza» que plantean los cada vez más avanzados misiles de Corea del Norte.

Según expertos, el actual sistema de defensa de Corea del Sur, así como las tecnologías que planea implantar en los próximos años, presentan serias lagunas que impiden garantizar una protección total contra los proyectiles norcoreanos, lo que obligaría a Seúl a adquirir el escudo estadounidense.

Sin embargo, Pekín se opone tajantemente a que EEUU instale en Corea del Sur el paraguas antimisiles al considerarlo una amenaza para su seguridad, ya que los potentes sistemas de radar del THAAD serían capaces de rastrear los movimientos de su Ejército en la parte oriental de China.

Oh Seung-ryul, profesor de estudios chinos de la Universidad de Hankuk en Seúl, asegura a Efe que adquirir el escudo antimisiles estadounidense es para el Gobierno surcoreano «una decisión inevitable» por motivos de seguridad aún a riesgo de enfriar las relaciones diplomáticas con Pekín.

Seúl ha apostado de momento por la táctica calificada por los analistas como «ambigüedad estratégica» o, dicho en otras palabras, negar que existan negociaciones con EEUU pero sin descartar la posibilidad de adquirir el escudo antimisiles de su aliado.

La «ambigüedad estratégica» surcoreana abarca también el ámbito económico, donde el Gobierno se enfrenta a su otra disyuntiva: unirse o no al nuevo Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB), impulsado por China y al que se sumaron como socios fundadores Alemania, Francia e Italia.

En ese caso es China la que ha realizado esfuerzos diplomáticos para atraer a Corea del Sur, mientras EEUU ha mostrado sus reticencias al verlo, según expertos, como una amenaza a su influencia económica en la región de Asia y el Pacífico.

Los analistas creen que el AIIB podría generar una importante competencia al Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), una organización en la que Washington y Tokio ostentan un gran peso, además de contrarrestar la fuerte influencia de Washington en el Banco Mundial (BM).

La fecha límite para unirse al AIIB como socio fundador es el 31 de marzo, por lo que se espera una decisión de Seúl antes de esa fecha.

«Corea del Sur probablemente adquirirá el THAAD y, para compensar a China, se unirá a su banco de inversiones», predice el profesor Oh de la Universidad de Hankuk que, sin embargo advierte de que la instalación del escudo antimisiles elevará la tensión en la península coreana.

En todo caso, el experto cree que Corea del Sur no tiene por qué tener prisa en abandonar su «ambigüedad estratégica» y tomar finalmente una decisión.

«Es mejor reservar el tema del THAAD para usarlo en la mesa de negociación», opina el experto. Si el gobierno surcoreano hubiera confirmado ya su intención, asegura, «no tendría esta importante baza» para negociar con China y EEUU del modo más favorable a sus propios intereses. EFE [I]

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