Xi inicia gira euroasiática para dar apoyo a una Rusia aislada por Occidente

Xi Jinping, AP

El presidente chino, Xi Jinping, inicia mañana una gira por Rusia, Kazajistán y Bielorrusia, países vitales en los planes de China de crear un corredor económico que le acerque a Eurasia, en un viaje donde además Moscú y Pekín buscarán apoyo mutuo para contrarrestar sus crecientes tensiones con terceros.

El punto fuerte de la gira, de seis días de duración, será la asistencia de Xi al Desfile de la Victoria que conmemorará en Moscú, el próximo sábado, el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, una efeméride que tanto para Rusia como para China llega en momentos de nuevas tensiones con los viejos enemigos de entonces.

Pekín, que organizará un desfile similar en septiembre para conmemorar los 70 años de la rendición japonesa (al que igualmente acudirá el presidente ruso, Vladímir Putin), vive un mal momento de relaciones con Tokio, por tensiones territoriales y heridas aún no cerradas de la guerra que ambos libraron hace siete décadas.

Rusia, por su parte, sufre sus propias tensiones en sus relaciones internacionales, debido a su papel en la crisis ucraniana y en la anexión de Crimea, lo que se notará en la ausencia del desfile moscovita de los líderes de países como EEUU, Reino Unido, Japón o Alemania.

«No se aprecia lo suficiente el papel de Rusia y China«, dos de los países que más contribuyeron a la victoria, se quejó esta semana al respecto Sheng Shiliang, un experto del Instituto para el Desarrollo Social Euroasiático, en Pekín, que se refirió a cierto «reposicionamiento» de las viejas potencias frente a la Segunda Guerra Mundial.

«China y Rusia fueron grandes escenarios durante la Segunda Guerra Mundial y las principales naciones ganadoras», aseguró, por su parte, el viceministro de Asuntos Exteriores chino Cheng Guoping al presentar la gira de Xi y justificar la importancia de las conmemoraciones que ambos países han desplegado en 2015.

En un contexto de tensiones de China y Rusia con Occidente, ambos países, que también tuvieron momentos de enemistad mutua en el siglo XX -especialmente durante los liderazgos de Mao Zedong y Nikita Jruschov-, se han acercado como nunca.

Así lo evidenciaron los grandes acuerdos de venta de gas natural ruso a la economía china firmados el pasado año, en los mayores momentos de aislamiento internacional de Putin.

«Xi y Putin se reunieron en cinco ocasiones el pasado año, y este año se encontrarán también cuatro o cinco veces», resumió el embajador ruso en China, Andrei Denisov, para demostrar el buen momento.

Rencillas históricas y vecinales aparte, el presidente Xi viaja a los tres países también con la meta de involucrarlos en los grandes proyectos chinos de infraestructuras euroasiáticas que, a través de ferrocarriles de alta velocidad, autopistas, puertos y redes de fibra óptica, creen lo que Pekín denomina las «Nuevas Rutas de la Seda» o «cinturones económicos».

El proyecto -que se financiaría a través del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, fundado a iniciativa de China– podría encontrar un buen acomodo y más fondos en la Unión Euroasiática, el proyecto de unión aduanera y quizá a largo plazo monetaria que negocian precisamente los tres países que va a visitar Xi.

El viceministro Cheng adelantó que probablemente se firmarán acuerdos económicos entre China y los tres países, y concedió un significado al viaje de Xi a Bielorrusia, el primero de un presidente chino a esa nación -una de las más aisladas políticamente de Europa- en 14 años. EFE [I]

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