Demencia

Analizaba distintas posibilidades para invertir en la región. Finalmente decidió abrir su compañía en Colombia.

-“¡Colombia!” dije, “Pero si en ese país existen zonas dominadas por la guerrilla y el narcotráfico.”

-“Efectivamente” respondió, “pero por lo menos existe certidumbre.”

-“No comprendo.”

– “Le explico: en nuestro plan de negocios incluimos los costos que usted menciona. Por ejemplo: vehículos blindados, guardias privados y pago por seguridad a ciertos caciques. Los gastos están plenamente determinados y por lo tanto, podemos saber si la empresa resultará rentable. La principal ventaja de Colombia sobre Ecuador es que las reglas del juego no cambian cada tres meses, como aquí. En Ecuador es imposible hacer un plan de negocios a largo plazo.”

Y así fue como esos millones de dólares, que pudieron haber creado empleos e impuestos en Ecuador, se fueron a Colombia. No fue la última vez que escuché un razonamiento parecido o que vi cómo multinacionales, establecidas aquí, cerraron y se fueron a Colombia o a Perú para atender el mercado ecuatoriano. Siempre con el mismo argumento.

He sido testigo de la forma de actuar de varios gobiernos y pareciera que ninguno aprendió de la historia. Seguimos cometiendo el mismo error, pero esperamos obtener resultados diferentes. Esa podría ser la definición de demencia.

Mientras en Colombia el movimiento guerrillero M19, por encargo de Pablo Escobar, se tomó el palacio de justicia en 1985 porque los magistrados colombianos, con valentía, analizaban la posibilidad de extraditar a los narcotraficantes, aquí la justicia sigue sin sancionar a los corruptos con graves indicios de responsabilidad.

La corrupción y la falta de una función judicial independiente es otro motivo por el que los inversionistas no vienen a Ecuador. Nadie quiere operar en países en los que se exigen coimas para poder invertir y no se castiga a los funcionarios públicos que obran así. Caminamos sobre vidrio.

El Fiscal General del Estado no ha notado que tiene una oportunidad excepcional. Si hace justicia, tendría un futuro promisorio: presidente de Barcelona, candidato, ministro, lo que quiera. También podría actuar por patriotismo, como lo hace la Fiscal General de Guatemala, en contra de los corruptos de ese país.

Los ecuatorianos queremos que impere la justicia. Sentimos que nos están viendo la cara. Los corruptos no se van presos y los que trabajamos honestamente somos unos giles. Una sociedad así no prospera. Ya vimos durante diez años que la comisión de fiscalización de la Asamblea se ha desempeñado como encubridora y continúa actuando igual. Por eso es que la inversión se va a otros países de la región.

Actualmente Colombia no tiene guerrilla y mi cliente ha eliminado de su plan de negocios el pago por seguridad al cacique y algunos vehículos blindados. Además Colombia tiene acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y menores costos operativos que Ecuador. Y todavía nos preguntamos ¿por qué no llega la inversión extranjera a nuestro país?

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