Hartos

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez
Guayaquil, Ecuador

Ciertos voceros del gobierno declaran que el ministerio de comercio exterior ha firmado compromisos de inversión con el sector privado en el orden de los diez mil millones de dólares.

Lo que quieren decir realmente es que la bola está en la cancha de los empresarios y eso no es cierto. El comercio no se ha beneficiado de la Ley de Fomento Productivo.

Tratan de excusar la falta de gestión pública. La economía se está frenando y no ejecutan lo que saben que tienen que ejecutar: incentivar la inversión privada bajando y derogando ciertos impuestos para incrementar la actividad económica.

No se solidarizan con los millones de desempleados que requieren flexibilizar los contratos laborales para facilitar su contratación.

Simultáneamente la esposa del ex vicepresidente pide que diferenciemos al reo Glas de los demás convictos. Algo que el socialismo afirmaba que no debería haber existido ni siquiera entre la tropa y los oficiales de las fuerzas armadas.

Glas debería estar recluido en Guayaquil, porque es la ciudad donde tiene su domicilio. También tiene derecho al debido proceso y los demás tenemos la obligación de exigir que lo enjuicien por todos los delitos presuntamente cometidos.

Alvarado, en cambio, se fugó con una nota de agradecimiento. Una muestra de que el correísmo sigue gobernando en los mandos medios del sector público con las mismas excusas estúpidas del pasado: la culpa es del grillete. Ese dispositivo fue el único responsable y hasta el momento, nadie devuelve lo robado, perjudicando a los contribuyentes que tenemos que financiar al Estado y denotando que más personas que denotan indicios de responsabilidad penal portan ese sistema defectuoso, que suena, pero a un negociado de las ex ministras que los compraron.

Por lo menos se le han parado tieso a Assange. Un tipo que con el apoyo de Alianza País, ha creado un conflicto en el derecho internacional, cuyo nudo es difícil de desatar. Mientras tanto, los giles de siempre, seguimos pagando por su estadía en nuestra embajada en Londres.

Y a la función judicial y a quienes dirigen las instituciones de control les preguntamos: ¿Cuándo caerán los demás ladrones de los fondos públicos?

El gobierno nos ha dado paz para producir. Eso es fundamental y por eso hay que apoyarlo. Ya no tenemos que sufrir a un demente que todos los sábados arengaba contra la prosperidad familiar. Que quería cobrar elevados impuestos a la herencia y plusvalía, evitando que las personas prosperen mediante la compra de bienes y servicios, reduciendo el comercio y sus beneficios.

Es claro que este es un gobierno de transición, que intenta componer lo estropeado por la década pasada, pero todos estos eventos indignan a una sociedad civil que está harta de tanta omisión en el cumplimiento de los deberes por parte de los funcionarios públicos de los diferentes poderes del Estado. No hay que menospreciar estos sentimientos de la población.

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