Venezuela; el país petrolero sin gasolina

Samuel Uzcátegui
Quito, Ecuador

Un dólar en Venezuela cuesta alrededor de 6.500 bolívares, un litro de gasolina cuesta 0,0001 bolívares. Con sólo un dólar, se compran 650 millones de litros de gasolina en el país, una de las situaciones más inverosímiles de la crisis venezolana. Trabajadores de Petróleos de Venezuela están advirtiendo al mundo que el país podría quedarse sin gasolina en un mes. ¿Cómo es posible que la nación con mayores reservas petroleras de todo el mundo se quede sin combustible? Muy fácil, con corrupción, con negligencia, con la ausencia de personal especializado y, principalmente, con el chavismo, que todo lo que ha tocado en Venezuela lo ha destruido.

La crisis de gasolina en Venezuela no es un problema nuevo, pero ya se ha magnificado y está afectando a 16 de los 23 estados del país. Ya desde el 2014, la dictadura reguló, en estados fronterizos como el Táchira y el Zulia, el servicio de combustible, utilizando un chip que solo te permite comprar combustible cuatro o cinco veces al mes, dependiendo del tipo de vehículo. Esto para “evitar” el contrabando, porque en realidad no evita el contrabando, sino que simplemente le da el monopolio a los militares, quienes no tienen esta regulación, para adquirir combustible sin ningún problema y revenderlo en la frontera con Colombia, con un margen de ganancia más grande que el del narcotráfico.

¿Por qué es tan “barata” la gasolina en Venezuela? Primero que todo, no es barata, porque es un servicio inestable. Segundo, porque la dictadura se dedicó a subsidiar siempre la luz, el agua, el internet, la gasolina, y demás, despilfarrando el dinero de la bonanza petrolera, para mantener felices a las masas. Ahora que se robaron todo el dinero, arruinaron la producción petrolera y desfalcaron al país, se empiezan a ver afectados todos los venezolanos, con electricidad inestable, agua no potable, una de las conexiones a Internet más lentas de todo el mundo y, escasez de gasolina. Incluso hay una discriminación en el suministro del servicio, porque zonas como Caracas no se ven tan afectadas por esta escasez, pero los estados del interior sufren la crisis en mayores proporciones. La cantidad de combustible que ingresa al país no abastece ni siquiera al 25% de la población. Caracas vive en una burbuja donde no se ve duramente afectado por la crisis de servicios básicos, todo esto hecho por la dictadura, que busca que la sociedad de la capital no se rebele y vuelva a las calles a protestar.

Se ven cientos de vídeos que evidencian las filas kilométricas con miles de autos que duran días esperando por el servicio. La ausencia de gasolina acelera el retroceso de todo un país, que ya vive en condiciones precarias pero que aún tiene a gente que busca salir adelante con su vida y sus emprendimientos. Ante la escasez, muchos negocios pierden clientes, o simplemente deciden cerrar porque no tienen como trabajar. Si consigues un vendedor informal de gasolina, un “pimpinero”, que es el término utilizado para definir a estos malvivientes, te ofrecerá 20 litros de gasolina en 30 dólares o en 100.000 pesos colombianos, lo que es una autentica locura en un país donde el sueldo mínimo son solo 4 dólares y ningún negocio en Venezuela es lo suficientemente rentable como para pagar esa cantidad, además de que el acceso a divisas extranjeras es restringido y también es otro tema lleno de complicaciones.

Nicolás Maduro gasta más de 5 mil millones de dólares anualmente en gasolina, pero se jacta diciendo todos los días que no puede importar medicinas por “los bloqueos del imperio”. Con sus mafias de frontera, en donde siempre ha utilizado a los militares para el contrabando, Maduro envía cientos de gandolas de gasolina a Colombia, revendiéndolas a precio internacional y aumentando su riqueza con facilidad. Todo esto en un negocio entre paramilitares venezolanos y colombianos, que dirigen estas maniobras y así financian sus operaciones terroristas.

¿Y qué podemos hacer los venezolanos ante esto? Nada, absolutamente nada, porque una marcha no va a abastecer al país con gasolina, ni va a llenar los anaqueles de los supermercados, ni va a regresar la electricidad, ni volverá potable el agua. Ya la gente esta cansada de salir a protestar, y nuestros representantes se van a Oslo a dialogar con la cúpula castrochavista mientras que día tras día el país se derrumba aún más. No hay convicción ni emprendimiento que logre sobrevivir en esas condiciones, es muy complicado que un negocio se mantenga Venezuela, y eso hace que ya la gente no pida ayuda humanitaria, sino que piden un pasaje para irse del país y empezar de cero en uno nuevo.

Algo tiene que pasar, sea en Caracas, en Oslo, en Bogotá, en Washington o en Moscú, pero este escenario ya es imposible de sobrellevar y los venezolanos no podemos lidiar solos con esta situación. El gobierno del presidente Guaidó tiene que espabilarse, ya van casi cinco meses desde que asumió la presidencia y la dictadura sigue causando estragos en el país. Los venezolanos sabemos quien es el verdadero enemigo, pero es inevitable no denunciar la inacción de la administración opositora. No sabemos que tipo de negociaciones están ocurriendo debajo de la mesa, pero cada segundo que pasa con el chavismo en el poder, Venezuela se acerca más a su definitivo e irreversible colapso, por lo que se espera con ansias un cambio en el país lo antes posible para poder recuperar esa nación prospera y llena de abundancia que fue en su mejor momento.

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