Honestidad vs. Corrupción

Juan José Pons

Guayaquil, Ecuador

Durante la pandemia del Covid-19  y su impacto social en Guayaquil tuve la oportunidad de coordinar un operativo de iniciativa ciudadana liderada por la Arq. Patricia Sánchez, de la Fundación Vida Urbana y de la iniciativa privada liderada por Guillermo Lasso con el fideicomiso Salvar Vidas.

El operativo consistió en la compra, preparación y distribución de 2 000 kits de alimentos para los más pobres de esa zona olvidada de Guayaquil que se llama Monte Sinaí. Patricia movilizó a la comunidad que se beneficiaba de la recepción de esos kits para que trabajen en armar  y distribuir cada paquete siguiendo un riguroso sistema de control auto impuesto que garantizaba una eficaz y honesta distribución de los kits con una semana de alimentos para cada familia. La ayuda beneficiaba con un valor de US$10. Sí, US$10. Y cada kit contenía alimentos para una semana. Con US$20,000 de apoyo, la comunidad organizada por la fundación Vida Urbana llegó a 2 000 familias.

Concluído el operativo, Patricia entregó un informe detallado y meticuloso del uso de cada dólar y con el listado de los beneficiados, inclusive georeferenciados.

Eso es un ejemplo de gestión eficaz y honesta que conjuga con sinergia la iniciativa ciudadana y comunitaria de una fundación con el apoyo de la iniciativa privada de Salvar Vidas. ESO ES UN EJEMPLO DE HONESTIDAD DE EJECUCIÓN Y DE INTENCIÓN.

Le puedo enviar al lector que lo desee la copia del informe de Patricia. Simplemente me lo piden a jjponsa@hotmail.com.

Por contraste, la Secretaria de Riesgos del gobierno contrató 7 000 kits de alimentos por un precio unitario de US$150: un total aproximado de US$1.1 millones de dólares pagado con la plata de todos los ecuatorianos y que de no haber sido detectado significaba un sobreprecio de más de US$700 mil,  es decir CORRUPCIÓN. Pero ese programa no solo demuestra la corrupción sino la ineficacia de la burocracia, ya que no involucraba a la comunidad ni en la preparación ni en la distribución de los tan mentados kits.

¿Para qué sirve entonces toda la infraestructura burocrática del MIES y las secretarias de TODA UNA VIDA?

Si ese millón de dólares se lo hubieran dado a organizaciones comunitarias como la Fundación Vida Urbana, que sí las hay en todo el país, entonces se hubiera llegado a 110 000 familias con un kit de comida para una  semana por familia.

Este es un ejemplo claro y real de la CORRUPCIÓN E INEFICACIA de un estado adiposo, sobredimensionado y, peor aún, administrado para el  beneficio personal utilizando discursos demagógicos y populistas para lucrar de la pobreza del pueblo, exhibiendo lo peor de la MISERIA HUMANA.

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