¿Es Yaku Pérez un demócrata?

Fernando López Milán

Quito, Ecuador

La opción por el correísmo es la opción por el crimen organizado. Diez años, y cuatro más con los infiltrados en el gobierno de Moreno, gobernaron el país por medio del cohecho, la concusión, el enriquecimiento ilícito, el peculado, la intimidación, el asesinato. Sí, el asesinato, ¿o hemos olvidado, acaso, la muerte por encargo del general Gabela?

Como criminales y antidemócratas que eran (y son), los correístas debilitaron las instituciones democráticas-a las que antes llenaron con sus clientes- para convertirlas en agencias operativas de su organización criminal. Como criminales y antidemócratas de hecho, impusieron la arbitrariedad a la ley y, cuando la ciudadanía protestó, sacaron a la calle a las masas –la versión hipertrofiada de los grupos de choque de las mafias- y enfrentaron a unos hermanos con otros.

Con sus pronunciamientos y acciones recientes: llamado a la movilización popular para imponer su punto de vista sobre los resultados electorales, Yaku, Pachakutik y la Conaie están demostrando su cercanía con las prácticas antidemocráticas del correísmo. Su táctica política: la amenaza del uso de la fuerza para presionar a las autoridades electorales y conducir el conteo de los votos de acuerdo con sus deseos e intereses, muestra que no creen en las instituciones y en los procesos legalmente establecidos para la formación de un gobierno democrático.

Esto no es extraño. En el ideario de Pachakutik se lee que el movimiento ha surgido como “Oposición al modelo neoliberal y a quienes lo sostienen: Congreso, Ejecutivo, partidos políticos, otras instancias del Estado, sectores privados, organismos internacionales, etc.”

¿La violencia es la partera de la Historia?

Si bien, en su discurso electoral, Yaku parce haberse distanciado de estos planteamientos, cuando las circunstancias apremian, como ahora, está más que dispuesto a volver a las raíces antidemocráticas de Pachakutik. Y a adoptar las prácticas violentas del correísmo y de los sectores más radicales de la Conaie, aquellos que asaltaron Quito y mantuvieron al país en un ambiente de miedo y zozobra por doce días.

Con sus actuales acciones, Yaku demuestra que comparte las ideas de mano dura de Iza, quien ve en la buena votación que hasta el momento ha obtenido Pérez un legado de la violencia de octubre de 2019. “La violencia es la partera de la historia”, ¿es esto lo que creen Yaku, Pachakutik, la Conaie? ¿Si los resultados electorales no terminan por favorecerlos, volverán a incendiar Quito, agredirán a sus contradictores, impedirán, como en octubre, que los ciudadanos, en plena crisis sanitaria, se movilicen y trabajen?

“Asustado te veo”, decía Yaku, que quiere pasar a la segunda vuelta provocando susto. Si pasa y vence y llega a la presidencia, ¿cuando, por alguna razón, los ciudadanos se opongan y protesten por las medidas que adopte, movilizará a los indígenas para apoyarlo como Correa movilizaba a las masas que controlaba gracias a las dádivas financiadas con el dinero público?

Ser demócrata significa aceptar las decisiones del pueblo, aunque estas no nos favorezcan. Yaku, si usted por voluntad del pueblo, y no por la amenaza del uso de la violencia, llega a la segunda vuelta, quienes no quieren que los criminales vuelvan al Gobierno votarán por usted, que no es un criminal. Pero, en verdad, ¿es usted demócrata?, ¿no es usted violento?, ¿no es usted arbitrario?

Quito, 8 de febrero 2021. Yaku Perez da declaraciones fuera del centro de mando. APIFOTO / DANIEL MOLINEROS

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