Juan Jacobo Velasco
Mánchester, Reino Unido
Los recientes acontecimientos que hemos visto desfilar los últimos meses, son lecciones que sirven para darse cuenta de muchas cosas. Por ejemplo, de cómo los discursos cambiaron abruptamente desde la idealización de objetivos por los que valía dar la batalla e intentar cambiar los cimientos del país, a una versión pesadillesca y bizarra de ese sueño, en donde el ejercicio del poder, de la manera como se plasma en la actualidad, corrige y aumenta todos los vicios que se le endilgaban a la partidocracia y a los políticos pre-revolución. El debate, la participación ciudadana, el derecho a disentir, las alternativas, los equilibrios y los contrapesos, literalmente han desaparecido en aras de una visión única, totalitaria, absoluta e inequívoca de la verdad nacional. A tal grado llega esa expresión, que pareciera intrascendente e innecesario cualquier marco institucional u organizativo que no se fragüe en Carondelet o cuente con su venia.
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