El 28 de junio de 1914, el príncipe heredero del trono austro-húngaro, Francisco Fernando, fue asesinado en Sarajevo, adonde había acudido para pasar revista a sus fuerzas de ocupación en la provincia oriental del imperio.
Los disparos que hizo el adolescente serbio Gavrilo Princip desencadenaron la también llamada Gran Guerra, a la que décadas después seguiría la Segunda Guerra Mundial.
Ambos conflictos causaron en conjunto la pérdida de unos 80 millones de vidas europeas y el fin de cuatro imperios en Europa —entre estos el austro-húngaro_, al tiempo que transformaron el mundo para siempre.
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