Cientos de ecuatorianas acuden a llamado del ejército

Mujeres aplicando para servicio militar en Ecuador. Foto compartida por el Ejército Ecuatoriano en Twitter (@EjercitoECU).

Quito (EFE).- Cientos de ecuatorianas se concentraron hoy frente a cinco bases militares del país donde comenzó el alistamiento de mujeres al servicio militar voluntario, tratando de lograr cupo de los casi doscientos abiertos por el Ejército.

Expectativa y emoción embargaban a muchas de las jóvenes aspirantes en Quito, que hoy amaneció bajo la lluvia, circunstancia que no impidió que acudieran al Fuerte Militar «Marco Aurelio Subía», en el sur de la capital ecuatoriana, para posicionare entre las primeras de dos filas de más de 500 metros junto al acceso.

El sistema de clasificación era tan precario como austero: las primeras cincuenta mujeres que accedieran a la base entraban al proceso de clasificación.

El resto debían esperar todo el día hasta que se supiera si iban a ser requeridas.

«Estamos empezando, es la primera vez», se justificó el coronel Hugo Gómez Pozo, comandante de movilización en el fuerte, consciente de la situación fuera del predio militar en el barrio de El Pintado.

Una espera marcada por lo que en Ecuador se ha convertido en una jornada histórica por ser la primera ocasión en la que las mujeres pueden acceder al servicio militar voluntario.

En base a su última constitución, Ecuador anunció su intención de abrir el servicio militar voluntario a mujeres el pasado 24 de febrero, cuando el presidente, Lenín Moreno, aprovechó un desfile militar para evocar la figura de Manuela Sáenz, una patriota quiteña reconocida por la historiografía independentista hispanoamericana contemporánea como heroína de la independencia del continente.

Subrayó que las Fuerzas Armadas son una de las instituciones «más queridas del país», y que se han ido modernizando y abriendo camino al cambio que marcan los nuevos tiempos, por lo que no debe haber ningún tipo de distinción, mucho menos de género.

El primer cupo incluye a 199 mujeres, de las que cincuenta están siendo alistadas a lo largo de la jornada de hoy en Quito, otras 74 en dos bases de Guayaquil, otro medio centenar en Cuenca y otras 25 en Manta.

El coronel Gómez explicó a Efe que en las Fuerzas Armadas ya hay mujeres, pero su entrada ha sido siempre desde las escuelas profesionales, nunca reclutadas para el servicio voluntario.

A las 7:00 de la mañana, con unas dos mil personas esperando fuera de la base militar quiteña, un centenar y medio de conscriptos, de los que cincuenta eran mujeres, fueron concentrados en el patio del cuartel para pasar el proceso inicial de clasificación.

En una ceremonia militar, los mandos les transmitieron la importancia del «servicio a la patria», los «valores» que deberán guiarlos en sus doce meses de servicio, y el aporte que las mujeres pueden hacer al estamento militar.

«Tal vez no podemos tener las condiciones físicas iguales de un varón, pero las intelectuales son iguales y muchas veces superiores», destacó la capitana Paulina Mora, que lleva seis años en filas y ha sido puesta a cargo de la instrucción de las nuevas voluntarias.

Para ella, las dificultades de la vida militar son superables con «convicción» y el «decir yo quiero, es decir yo puedo», aseveró al explicar que algunas de las pruebas del servicio físico han tenido que ser adaptadas para las mujeres.

Precisó que las nuevas reclutas trabajarán fundamentalmente en cuestiones administrativas, «con todo el régimen militar como un conscripto».

Al concluir la ceremonia las nuevas reclutas dispusieron de tres minutos para la despedida de los familiares, marcados por lágrimas y una profunda emoción.

Ailis Revelo, de 18 años y natural de Carchi, en la frontera con Colombia, tomó la decisión de alistarse en cuanto supo que se abrían los cupos a mujeres.

«Siempre me pareció muy bonito pertenecer a esta institución, (el poder) aprender un poco más, tal vez reforzar nuestros valores, los que nos enseñaron nuestros padres», dijo a Efe la candidata.

Muchas de las aspirantes, sobre todo aquellas que venían de otras ciudades, comenzaron a hacer cola desde el viernes, con el fin de poder acceder a los primeros puestos de la fila.

Con lágrimas en los ojos y acompañada de sus padres, cuenta su ilusión en poder permanecer en el Ejército, quizás hasta llegar curso de oficiales.

Una aspiración compartida por otras muchas de las jóvenes que hoy comenzaban esa nueva etapa en las filas de un Ejército que destaca por su proximidad a la sociedad y su contribución a todo tipo de proyectos civiles de interés nacional. EFE (I)

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