Opinión

Ad maiorem Dei gloriam

Hernán Pérez Loose
Guayaquil, Ecuador

“A la mayor gloria de Dios”. Para quien ingresaba al colegio Javier por primera vez era prácticamente imposible no ver esta frase del fundador de La Compañía de Jesús, san Ignacio de Loyola. Ella se encontraba donde está ahora, en la pared lateral del primer edificio, en grandes caracteres y en lo alto. Una expresión medio enigmática que dicha así nomás causaba cierto impacto, sin duda, pero que solo con el pasar de los años de estudio en una comunidad jesuita uno podía descubrir su real significado. La Compañía estaba allí como una contribución ad maiorem Dei gloriam. La reciente elección de un jesuita como papa parecería haber estampado a la frase de Ignacio una renovada fuerza.

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