
Los intocables
Por Xavier Vizcaíno
Quito, Ecuador
La corrupción ocurre en todas partes, en todos los tiempos, bajo todo signo político. Ni la honestidad ni la corrupción tienen marca registrada. No son propiedad de ningún partido, tendencia, forma de producción, credo religioso, raza, nacionalidad, cultura o lengua. La corrupción es tan connatural a la condición humana como lo son la envidia, la ambición, la codicia o la bondad. Simplemente está, es pasajera permanente de la civilización, como las ratas que se trepan a los buques por las cuerdas de anclaje.