Con nuestro corazón en Yambo

 

Confieso que no me di cuenta ese instante de lo histórico de la anécdota que estaba presenciando. Eran los últimos meses del gobierno de León Febres Cordero y vivíamos días tenebrosos. Pero no imaginé en ese momento la magnitud del horror de la historia que en los días siguientes empezó a aparecer en los periódicos: dos muchachos de clase media alta de Quito, Santiago y Andrés Restrepo, de 17 y 14 años, habían desaparecido, y sus padres, un matrimonio de origen colombiano, acusaban a la Policía de haberlos detenido. Han pasado ya más de veinte años y no recuerdo otra historia tan atroz. Los chicos habían sido capturados, mientras conducían el auto de sus padres, por unos agentes de policía crispados en la lucha antisubversiva contra los guerrilleros de Alfaro Vive. Según me relató años después un informante, el mayor, Santiago, murió esa misma noche, víctima de una tortura conocida como “submarino” y que consistía en introducir gas lacrimógeno en una funda plástica con la que se había cubierto el rostro de la víctima. Se trató de una muerte “accidental” de la que, sin embargo, quedó un testigo indeseado: el hermano menor.

No se sabe cuanto tiempo sobrevivió el pequeño Andrés, pero hay el testimonio de un hombre que estuvo detenido esa noche y que ha declarado que vio en la celda a un muchacho que lloró toda la madrugada. Otros indicios dan cuenta de que el niño fue mantenido con vida durante semanas, quizás meses, mientras la Policía negaba su detención, hasta que fue ejecutado. Pero eso lo supimos después, porque en esos días tenebrosos, en los que los periodistas independientes éramos acusados de ser enemigos del gobierno, y cómplices de la subversión, el régimen montó toda una campaña, bastante burda, para impedir que se conozcan los hechos.

Yo creo que la desaparición de los hermanos Restrepo marcó a mi generación. Que éramos unos jóvenes que habíamos empezado a ejercer el periodismo con el nacimiento de la democracia, recién unos años antes, y que entendimos de esa manera brutal de toda la crueldad que el poder puede ejercer sobre víctimas inocentes por razones de Estado. Y que de alguna manera todos nosotros, los que teníamos veinte años cuando renació la democracia, fuimos también arrojados violentamente en Yambo, donde, años después, un testigo protegido, el agente Hugo España, contó que él había arrojado los cadáveres. Luego de veinte años de búsqueda infructuosa, yo he llegado a creer que España mintió y que los cuerpos no están donde dijo que los había echado. Pero creo que el corazón de toda mi generación quedó sumergido en ese oscuro lago, desde entonces símbolo del autoritarismo y la represión.

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11 Comments

  1. han encontrado pistolas en yambo: parece q tenían por costumbre botar ahí lo que la policía no quería que asome. capaz no buscaron bien (la familia cree que en los 90s, la armada deliberadamente no buscó bien y los buzos que en 2008 contrató la procuradoría no abarcaron el 100% de la laguna)

  2. lo que mas pena me da es que el señor restrepo, padre de los desaparecidos, le siga la corriente a el tirano de correa, no se da cuenta o esta bien billetiado, que lo que el tirano quiere es sacar de la competencia a algún fuerte contendor, y declararle la guerra, e incluso sacar a algunos generales que no puede hacerlo por la vía legal, y ya comenzó con Alulema. YA HEMOS DE VER EL RESULTADO DE ESTA SUPUESTA INVESTIGACIÓN Y OJALA QUE EL SEÑOR RESTREPO PADRE NO TERMINE EMBOLSILLANDOSE OTRA VEZ UNOS CUANTOS MILLONES DE DOLARES MAS.

  3. Este hecho no solo marcó a la generación de los 80 sino a toda la época contenporánea que ha visto a este caso como un misterio sin resolver. No se trata de «reparaciones económicas» solamente (que han sido justas y legítimas), se trata de establecer un precedente de «no repetición», que nunca más existan desaparecidos y ejecutadaos extrajudicialmente, que pare la impunidad que abunda a causa de un sistema de justicia que no responde a las exigencias sociales. En fin, se debería esclarecer finalmente esta violación de derechos humanos, reconociendo responsabilidades y dejando de lado la hipocrecia.

  4. Este hecho no solo marcó a la generación de los 80 sino a toda la época contenporánea que ha visto a este caso como un misterio sin resolver. No se trata de «reparaciones económicas» solamente (que han sido justas y legítimas), se trata de establecer un precedente de «no repetición», que nunca más existan desaparecidos y ejecutadaos extrajudicialmente, que pare la impunidad que abunda a causa de un sistema de justicia que no responde a las exigencias sociales. En fin, se debería esclarecer finalmente esta violación de derechos humanos, reconociendo responsabilidades y dejando de lado la hipocrecia.

  5. Este hecho no solo marcó a la generación de los 80 sino a toda la época contenporánea que ha visto a este caso como un misterio sin resolver. No se trata de «reparaciones económicas» solamente (que han sido justas y legítimas), se trata de establecer un precedente de «no repetición», que nunca más existan desaparecidos y ejecutadaos extrajudicialmente, que pare la impunidad que abunda a causa de un sistema de justicia que no responde a las exigencias sociales. En fin, se debería esclarecer finalmente esta violación de derechos humanos, reconociendo responsabilidades y dejando de lado la hipocrecia.

  6. Este hecho no solo marcó a la generación de los 80 sino a toda la época contenporánea que ha visto a este caso como un misterio sin resolver. No se trata de «reparaciones económicas» solamente (que han sido justas y legítimas), se trata de establecer un precedente de «no repetición», que nunca más existan desaparecidos y ejecutadaos extrajudicialmente, que pare la impunidad que abunda a causa de un sistema de justicia que no responde a las exigencias sociales. En fin, se debería esclarecer finalmente esta violación de derechos humanos, reconociendo responsabilidades y dejando de lado la hipocrecia.

  7. Este hecho no solo marcó a la generación de los 80 sino a toda la época contenporánea que ha visto a este caso como un misterio sin resolver. No se trata de «reparaciones económicas» solamente (que han sido justas y legítimas), se trata de establecer un precedente de «no repetición», que nunca más existan desaparecidos y ejecutadaos extrajudicialmente, que pare la impunidad que abunda a causa de un sistema de justicia que no responde a las exigencias sociales. En fin, se debería esclarecer finalmente esta violación de derechos humanos, reconociendo responsabilidades y dejando de lado la hipocrecia.

  8. El señor Restrepo y su hija afirman cosas sobre el Gral. Alulema que nunca podrán probar porque caen por su propio peso. La señorita Restrepo sostiene a cada rato «nos dijeron». Una niña estuvo en el SIC, en el Penal y en todos los sitios haciendo las investigaciones?. Ni siquiera pueden probar que el oficial fue jefe de archivo del SIC como afirman. Restrepo dice «él dijo», «él amenazó a España en el Penal» «él le ofreció dinero», estuvo presente cuando «dijo» eso? Lo puede probar?. Lo peor es que hay periodistas que toman esas afirmaciones como absolutas verdades. Seamos conscientes como comunicadores, no caigamos en el juego que criticamos del gobierno de juzgar sin pruebas. Quienes creyeron a España que los cuerpos están en Yambo ahora quieren buscar en el Batán. España dijo toda la verdad?. No se puede jugar con una tragedia ni aprovecharse de ella quien sabe con qué fines.

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