República Checa decreta duelo nacional por la muerte del expresidente Havel

La República Checa anunció este lunes tres días de duelo nacional por la muerte del escritor y estadista Vaclav Havel, quien falleció ayer en su casa de recreo y que fue testigo de excepción de los cambios políticos que devolvieron al país la libertad.

El Gobierno, en un consejo de ministros extraordinario, declaró tres días de duelo, desde el miércoles hasta el viernes, cuando será enterrado el fallecido mandatario, informó el primer ministro, Petr Necas, en rueda de prensa.

Havel será enterrado tras un funeral de Estado al que se espera la asistencia de varios mandatarios extranjeros.

Los medios locales indican que es posible incluso que acuda la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, con su esposo, el expresidente Bill Clinton.

Aunque esperada, en el ánimo de los ciudadanos pesó como una losa la desaparición del dramaturgo, que abanderó la vuelta del país a la democracia y se erigió después en la figura más relevante y querida de la transición democrática.

«Estoy triste, porque era un hombre bueno. Podría haber estado con nosotros diez años más», dijo hoy Jiri Jandourek, economista de la capital, en una opinión que refleja el común sentir de muchos ciudadanos.

La plaza Wenceslao, tras la multitudinaria concentración de la víspera convocada a través de la red social Facebook, se volvió a erigir hoy en estampa del aprecio que siente el pueblo centroeuropeo por su líder, una de las pocas voces contestatarias durante el régimen totalitario, por lo que sufrió más de cuatro años de cárcel.

Un continuo flujo de personas desfiló, en muestra de gratitud, delante de la estatua ecuestre del patrón de Bohemia, donde colgaban varias fotos del fallecido, para encender una velas o dejar un recordatorio.

También en la cercana Avenida Nacional, en el monumento que conmemora la revolución de terciopelo, se dieron cita muchas personas para expresar su dolor.

Este lugar fue testigo de la carga brutal de la policía, ocurrida el 17 de noviembre de 1989, contra una marcha estudiantil pacífica, que desencadenó un movimiento de solidaridad sin precedentes y la reprobación general contra el régimen totalitario, haciéndolo caer pocos días después.

Los restos mortales del dramaturgo fueron poco antes del mediodía instalados en la capilla ardiente del la Encrucijada Praguense, bajo la supervisión de su mujer, Dagmar, asistida por dos monjas.

«Durante estos últimos meses estuvo atendido por varias hermanas y fue visitado por el arzobispo» Dominik Duka, confirmó a Efe una de ellas.

Duka, que en los años de disidencia coincidió con Havel en prisión, señaló hoy al diario «Hospodarske Noviny» que tiene «fe de que ahora, al final del Adviento, ha llegado ante él Aquel de quien hemos hablado tantas veces».

«Las palabras de nuestra última conversación son válidas: ‘No estoy bien, pero sabemos que Él Es'», apostilló el purpurado checo con agradecimiento a Havel. EFE

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