Adios a las armas

Alberto Molina

Por Alberto Molina
Quito, Ecuador

Es el título de la novela del escritor norteamericano Ernest Hemingway (1899-1961), al igual que su otra novela, “El viejo y el mar”, fue llevada al cine.

La novela, es una dramática historia de amor y muerte ambientada en Italia en la I Guerra Mundial, inspirada en el poema «Farewel to Arms», del poeta y dramaturgo inglés del siglo XVI George Peele. Cuatro siglos más tarde, en el año 1929, Ernest Hemingway toma prestado el título del poema para su novela. El libro relata la historia de un soldado norteamericano alistado como voluntario en el ejército italiano. Herido mientras ejercía su actividad como conductor de ambulancias es ingresado en un hospital donde conoce a una enfermera de la que se enamora.

En realidad, la novela que se relaciona con sus propias experiencias, en su mayor parte es autobiográfica. Ernest Hemingway, como voluntario se incorporó al ejército italiano; por un defecto en el ojo no fue considerado como combatiente, fue asignado como conductor de ambulancias; en la guerra, Hemingway fue herido en sus piernas y casi pierde una de ellas.

Un hospital de Milán es el lugar donde se desarrolla la parte romántica del relato, que combina acción, drama, pasión y muerte, con un desenlace inesperado y trágico. La novela concluye con un mensaje esperanzador, el fin de la guerra.

El escenario lo trasladamos a Colombia: el presidente Santos ha anunciado que se iniciarán los diálogos con la guerrilla de las FARC para poner fin a los casi 50 años de una guerra cruel y despiadada entre hermanos colombianos.

Los insurgentes deberían transparentar la información para iniciar los diálogos y llegar al fin de la guerra. Sobre el narcotráfico, los líderes de la guerrilla han dicho que no tienen ninguna relación; es de dominio público que la fuente de financiamiento para la adquisición de armas, explosivos, uniformes, equipos, etc. es con el dinero fruto del narcotráfico. Incluso se ha dicho que las FARC son ahora el principal cartel de Colombia.

Los insurgentes quieren que se inicien los diálogos con un cese de fuego; desde los tiempos del presidente Belisario Betancourt, la guerrilla se ha aprovechado de los cese de fuego para fortalecerse, por eso el presidente Santos ha dicho que “… se mantendrán las operaciones y la presencia militar sobre cada centímetro del territorio nacional”.

También los insurgentes han negado que tienen secuestrados en su poder; habría que preguntarles, qué se hicieron los cientos de secuestrados que aparecieron en fotografías y videos junto al “Mono Jojoy” en verdaderos campos de concentraciones; por último, le han nombrado como parte de la delegación de la guerrilla a Juvenal Ricardo Palmera alias “Simón Trinidad”, el mismo que fue capturado en el 2004 y extraditado a los EE.UU. donde recibió una condena de 60 años de prisión.

Si no hay sinceridad y transparencia para iniciar los diálogos, sería en vano o mejor dicho, sonarían vacías las palabras pronunciadas por el jefe máximo de esta guerrilla, Rodrigo Londoño Echeverri, alias ‘Timochenko’ o ‘Timoleón Jiménez’: “La paz es un verdadero adiós a las armas».

* Alberto Molina Flores es coronel, en retiro, de las Fuerzas Armadas del Ecuador.

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