Todorov en el sur

Por Joaquín Hernández
Guayaquil, Ecuador

Tzvetan Todorov, el pensador franco –búlgaro ha estado de visita académica recientemente en Perú y Chile. La lista de sus libros publicados podría llenar buena parte de este artículo. Basta recordar La conquista de América, la cuestión del otro (1982); El hombre desplazado (1996); Los abusos de la memoria (2008), El jardín imperfecto: luces y sombras del pensamiento humanista (2008); Los enemigos íntimos de la democracia (2012). Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2008 por representar el espíritu de la unidad de Europa, del Este y del Oeste, y el compromiso con los ideales de libertad, igualdad, integración y justicia, Todorov ha incursionado en los campos de la lingüística, la literatura, la filosofía, la historia y es director y profesor del Centro de Investigaciones sobre las Artes y en Lenguaje en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS por sus siglas en francés) en Paris.

Acerbo crítico de los mesianismos y utopías que implican la tentación totalitaria, Todorov ha reivindicado no solo tener memoria y no olvidar sino además conocer la historia para saber qué es lo que realmente estamos recordando y no caer por tanto en maniqueísmos. Profesor en Yale y en Oxford, tuvo un lleno enorme para sus conferencias en Lima en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en Chile en la Universidad de Santiago de Chile.

Todorov resulta polémico por su compromiso de no abanderarse por uno de los bandos que se disputaron y se siguen disputando la verdad de lo sucedido. Es lo que pasó durante su reciente visita a la Argentina donde condenó los crímenes llevados a cabo por la Junta Militar de Gobierno de ese país que subió por un golpe de estado en el año 1976. No se abanderó, como exigía lo políticamente correcto con el otro sector, es decir con los movimientos guerrilleros de izquierda. En ese sentido, en un artículo posterior a su visita, aparecido en El País de Madrid, escribió que pese a la emoción experimentada ante las huellas de la violencia pasada, necesitaba comprender de las víctimas algo más que su carácter de tales: por qué ideal combatían y de qué medios se servían. Todorov aludía a la violencia estratégica de los grupos guerrilleros, a su ideología y sobre todo a qué clase de sociedad estaban tratando de llegar. No se trataba de ilustrar solo a uno de los actores del drama.

Hubo ataques violentos: ¿estaba Todorov emparejando las dos violencias?: no evaluaba a las dos ideologías que se enfrentaron. Pedía solo comprensión histórica: Pues una sociedad necesita conocer la Historia, no solamente tener memoria. La memoria colectiva es subjetiva: refleja las vivencias de uno de los grupos constitutivos de la sociedad; por eso puede ser utilizada por ese grupo como un medio para adquirir o reforzar una posición política. Por su parte, la Historia no se hace con un objetivo político…. No hay que olvidar que la inmensa mayoría de los crímenes colectivos fueron cometidos en nombre del bien, la justicia y la felicidad para todos. Las causas nobles no disculpan los actos innobles.

* El texto de Joaquín Hernández ha sido publicado originalmente en el diario HOY.

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1 Comment

  1. Todorov se atrevió a mirar las cosas con justicia: dar a cada cual lo suyo. Más de treinta años de un tema con el cual se ha silenciado e intimidado moralmente a los críticos del proyecto represivo «de izquierda», que efectivamente se cubría con los ideales de la felicidad.

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