Ruby testifica sobre las fiestas de Berlusconi

MILAN, Italia (AP) — La joven marroquí en el centro de un escándalo sexual que involucra al ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi declaró este viernes en la corte por primera vez, describiendo como una mujer que asistía a una de las fiestas «bunga bunga» del premier vestida de monja bailó provocativamente y se desnudó parcialmente para él.

Karima el-Mahroug se subió al banquillo de testigos en el juicio a tres ex asistentes de Berlusconi acusados de reclutarla a ella y a otras mujeres para prostitución. El juicio es distinto a otro en el que el ex primer ministro está acusado de pagar para tener relaciones sexuales con una menor — la misma el-Mahroug— y tratar de encubrirlo.

El-Mahroug, también conocida como Ruby, ha hecho declaraciones cuidadosamente ensayadas a la prensa desde que estalló el escándalo, pero hasta ahora no había ofrecido testimonio bajo juramento. Tanto ella como Berlusconi niegan haber sostenido relaciones sexuales.

Los tres asistentes del ex premier — Emilio Fede, un ejecutivo del imperio de comunicaciones de Berlusconi; Nicole Minetti, ex especialista en limpieza dental, quien también fungió como chica de cabaret e incursionó en la política local, y el agente de talentos Dario «Lele» Mora— están acusados de reclutar mujeres para prostitución en esas fiestas y complicidad en prostitución, incluyendo de una menor.

El testimonio de El-Mahroug confirmó hoy la atmósfera sexual en las fiestas de Berlusconi, que estaban llenas de hermosas jóvenes. Muchas de esas mujeres dijeron que recibieron dinero del multimillonario.

El-Mahroug indicó que tuvo sus primeros contactos con el círculo íntimo de Berlusconi cuando participó en un concurso de belleza organizado por Fede en Sicilia a la edad de 16 años.

Después de eso se fue a Milán, donde esperaba encontrar trabajo. Dijo que trató de hallar empleo a través de la agencia de talentos de otro de los acusados, pero terminó trabajando como anfitriona en clubes nocturnos, donde ganaba unos 100 euros (130 dólares) por noche.

A la larga se encontró en un restaurante con Fede, a quien le recordó su promesa de ayudarla. Poco después fue invitada a una fiesta en la casa de campo de Berlusconi en las afueras de Milán.

Dijo que conoció al premier esa noche — el 14 de febrero del 2010 — y que éste le dio un sobre que contenía entre 2.000 y 3.000 euros (2.600 a 3.900 dólares), diciéndole que era «una pequeña ayuda», al tiempo que le pidió su número telefónico, que ella le dio.

El-Mahrug confirmó lo que otros testigos han dicho: que en algunas de las fiestas jóvenes invitadas se vistieron de monjas y bailaron para Berlusconi, despojándose gradualmente de los hábitos hasta quedar solamente en ropa interior.

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