Demi Lovato encanta a miles de fans en Chile

Con un concierto frenético, adolescente y bailable casi de principio a fin, la cantante estadounidense Demi Lovato encantó a los casi 10.000 seguidores que llegaron a verla en su quinta visita a Chile.

El retorno de la exestrella Disney a Santiago se produjo en el marco de la gira promocional de su cuarto disco de estudio «Demi», que la tiene en Latinoamérica desde el pasado 22 de abril, ya que Lovato realizó ocho presentaciones en Brasil, una en Argentina y aún le espera otra en Ecuador.

Lovato no para, y eso se notó arriba del escenario: energía, ritmo y complicidad resumen la relación que la artista entabló con un público, en su mayoría adolescente, en poco menos de una hora y treinta minutos de presentación.

El esquema fue el mismo de los espectáculos más recientes: abrió con la potente «Heart Attack», para seguir con «Remember December», «Fire Starter» y «The Middle», pero fue el veraniego «Really Don’t Care», el que terminó de encender a un público lleno de pequeños fanáticos que en muchos casos arrastraron consigo a sus padres.

Luces de neón, pulseras y celulares por todas partes; el turno llegaba para las melancólicas «Catch Me» y «Here we go again», que prepararon el ambiente para «Made in the USA», perteneciente a su placa más reciente de la también actriz.

Con una imagen casi rockera, que incluía una media «moica», Demetria Devonne Lovato bailó, saltó e incluso por momentos a sus caderas se les escapó su faceta más seductora, lo que hizo gritar al público que la llenó de piropos.

Vinieron «Don’t Forget», para no olvidar el disco homónimo con que debutó en el año 2008, tras ella «Got Dynamite», «Unbroken» y la pegajosa «Neon Lights», que da el nombre a la gira.

Para el bis, cambio de indumentaria, un vestido negro, largo y una voz que ganó mucho aplomo en las últimas canciones, estremeció el Arena Movistar gracias a los acordes de «Skyscraper».

Para finalizar, la sentida «Give your heart a break» mandó a dormir tranquilos, a descansar a los corazones de los miles de fanáticos y en especial a una risueña niña de unos siete años, que con sus zapatillas con luces bailó lo que pudo, hasta que se quedó dormida.

La cantante de origen latino se lució, fue de menos a más, el único punto bajo, una banda mermada de energía, que le resta a una artista que se nota que aún se divierte en el escenario.

Mención honrosa para las coristas que ayudaron bastante a la otrora protagonista de series como «Barney y sus amigos», o más recientemente, «Sunny, entre estrellas». EFE

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