Aumenta el número de niñas obligadas a casarse en África

En esta imagen del miércoles 18 de noviembre de 2015, una niña de 15 años, embarazada, toma la mano de su prometido de 20 años de edad en Guibombo, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Inhambane, Mozambique. (Foto AP/Shiraaz Mohamed)

JOHANNESBURGO, Sudáfrica (AP) — La niña de 14 años acababa de llegar a casa de la escuela cuando su familia le dijo que se quitara el uniforme y se pusiera la vestimenta tradicional del matrimonio. Mientras estaba sentada en su aula de clases del séptimo grado en Sudáfrica, sus parientes varones recibieron un pago de 570 dólares por la novia de parte de un hombre al que ella jamás había visto en su vida y que le duplicaba la edad.

Al igual que muchas niñas obligadas a casarse, las golpizas y violaciones eran comunes en su nueva vida marital. Tras varios intentos fallidos de escapar, finalmente logró cruzar una cerca y correr a la estación de policía más cercana. Ahí presentó cargos para el caso que se convertiría en el primer proceso criminal por matrimonio infantil en Sudáfrica.

Cerca de 125 millones de niñas africanas han sido obligadas a casarse, y se espera que la cifra aumente a 310 millones antes de 2050, creando un legado de «infancias perdidas y futuros destrozados», de acuerdo con un reporte difundido el jueves por la UNICEF en el que se exigen acciones gubernamentales más agresivas para poner fin a dicha práctica en el continente.

En todo África, las niñas se casan para pagar deudas familiares, para mantenerlas libres de pecado o por pura tradición, pero las vidas de esas niñas se convierten en unas de violencia, pobreza y riesgo incrementado de contraer VIH, de acuerdo a la UNICEF.

En el caso del año pasado en Sudáfrica, el esposo de la niña fue condenado de violación, agresión y tráfico de personas, y fue sentenciado a 22 años de cárcel. Pero él sostuvo que solo seguía las prácticas tradicionales. The Associated Press no publica los nombres de las niñas en esta historia debido a que son menores de edad.

Incluso en Sudáfrica, con su constitución liberal y letanía de leyes para proteger a las niñas del matrimonio forzado, la práctica tradicional del «ukuthwala» a menudo suplanta a las leyes modernas, de acuerdo a la Comisión de Igualdad de Género, una agencia constitucional.

Otrora, los jóvenes solían llevar de manera consensual a una niña a su aldea para convencer a su familia de contraer matrimonio, pero ahora hombres mayores han alterado la práctica para secuestrar a niñas, violarlas y obligarlas a una unión que parece más una esclavitud, según la comisión.

De igual forma en Etiopía, los secuestros y matrimonios forzados de niñas eran una práctica extensa en las zonas rurales hasta que fueron declaradas ilegales, al menos de manera oficial, en 2004.

En Mozambique no hay leyes que eviten los matrimonios infantiles, y las leyes de protección infantil vigentes dejan vacíos legales, dijo Carla Mendonca, una especialista de protección infantil para UNICEF Mozambique. Si una comunidad decide que una niña debe casarse en una ceremonia tradicional, con o sin su consentimiento, los legisladores no tienen poder para intervenir, explicó Mendonca.

En Mozambique estas prácticas son una forma para que la familia escape de la pobreza: una boca menos que alimentar y un ingreso adicional por la dote. Casi la mitad de las mujeres entre 20 y 24 años se casaron antes de cumplir 18 años, de acuerdo a la UNICEF.

«Mis padres son pobres, no pueden costear mis cuidados», dijo una niña de 16 años que tiene un hijo de un año de edad. «Ayudé a mi familia cuando me casé, ya no necesitan mantenerme».

En otra aldea de la provincia de Inhambane, Mozambique, otra niña de 16 años dejó la escuela luego de que su esposo le dijera que era muy peligroso estudiar por las tardes.

«Estaba en el noveno grado», dijo la niña, quien vive con sus suegros mientras su esposo trabaja como minero en la vecina Sudáfrica. «Ahora me levanto a las 6 a.m., limpio la casa, luego la de mi suegra y también trabajo en la granja».

Las hijas a menudo se utilizan para pagar una deuda familiar, comentó Pascoa Claudino Sumbana Ferrao, director de gobierno en la ciudad de Inhambane. «Principalmente es una situación donde la misma madre fue entregada cuando era niña, por lo que piensan que es normal. Se convierte en algo generacional». (I)

Por LYNSEY CHUTEL, Associated Press

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