Muere Fernando Cardenal, uno de los curas sandinistas suspendidos por Juan Pablo II

El padre Fernando Cardenal, en una foto de la década de los ochenta, junto al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y el vicepresidente Sergio Ramírez.

MANAGUA, Nicaragua (AP) — Fernando Cardenal, un sacerdote nicaragüense que fue suspendido por el papa Juan Pablo II en la década de 1980, falleció la madrugada del sábado. Tenía 82 años de edad.

La asociación religiosa Fe y Alegría de Nicaragua, de la cual fue director, informó de su muerte en un comunicado.

Cardenal fue expulsado de la orden jesuita en 1984 por cumplir funciones como ministro de Educación en el gobierno sandinista, aunque más tarde regresó a Fe y Alegría. «Agradecemos inmensamente por su entrega, cariño y lucha incansable por defender a los más desprotegidos», dijo el texto de Fe y Alegría, un programa jesuita que lleva educación a partes pobres de Nicaragua y otros países.

El jesuita practicaba la teología de la liberación y se unió a los rebeldes sandinistas después de que derrocaron al dictador Anastasio Somoza en 1979, primero encabezando una campaña literaria y luego como ministro de Educación. El 4 de febrero de 1984 el papa Juan Pablo II suspendió a divinis del ejercicio del sacerdocio, a los sacerdotes Ernesto Cardenal (59), Fernando Cardenal (50), Miguel d’Escoto (51) y Edgard Parrales, debido a su adscripción a la teología de la liberación. Treinta años después, el 4 de agosto de 2014, el papa Francisco levantó esa suspensión.

«Hemos perdido al general de la batalla más hermosa de nuestro país: la batalla contra la ignorancia», lamentó la poeta Gioconda Belli.

De acuerdo con medios nicaragüenses, Cardenal murió por complicaciones cardiacas luego de someterse a una operación quirúrgica para atender una hernia umbilical.

Cardenal fue —junto con su hermano Ernesto Cardenal— uno de cuatro sacerdotes nicaragüenses expulsados de la Iglesia católica por participar en política como miembro activo del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Cardenal fue ministro de Educación entre 1984 y 1990.

En un documento titulado «Carta a mis amigos», que fue publicada en 1984, Cardenal defendió su decisión en términos teológicos.

«Sinceramente considero delante de Dios que cometería pecado grave si yo abandonara mi puesto«, dijo Cardenal sobre el cargo que aceptó. «Desde mi punto de vista es posible vivir, en mi caso, simultáneamente mi fidelidad a la Iglesia como jesuita y como sacerdote y también dedicarme al servicio de los pobres de Nicaragua desde la Revolución Popular Sandinista. Sin embargo se me prohíbe conjugar los dos grandes amores de mi vida».

Fernando Cardenal dejó su cargo en 1990 y al final rompió con el Frente Sandinista —que era encabezado por Daniel Ortega— por considerar que la organización se alejó de los principios de la revolución que derrocó a la dictadura somocista.

En algo más inusual que su decisión, fue reinstalado en la orden jesuita en 1997.

En 1980, siendo ministro de Educación, Cardenal coordinó a más de 95.000 estudiantes, maestros, técnicos, profesionales, hombres y mujeres, para ejecutar la Cruzada Nacional de Alfabetización, que redujo drásticamente el analfabetismo en Nicaragua —del 50,35% al 12,96%— lo que mereció un reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) al país centroamericano en 1981.

«Fernando dejó un legado, fue un voz profética para la juventud nicaragüense«, dijo a la AP la ex guerrillera y ex ministra de Salud de la década de 1980 Dora María Téllez.

Entre los anhelos del sacerdote, estaba «que los jóvenes volvieran a las calles a hacer historia» en Nicaragua e insistía —ante la enorme migración de muchachos hacia otros países por falta de empleo y oportunidades— en que «no se cambien de país, quédense a cambiar el país», agregó Téllez.

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